Crónica taurina de un desayuno.
(Tal
que en los viejos tiempos)
Reapareció el diestro manco Simón del Estadio, cuatro
semanas después de su última cogida, y lo hizo como en los viejos tiempos: el
mismo vestido de torear en el paseíllo, las mismas ansias de triunfo y parecida
predisposición al arte.
En el Coso de La Catedral se lidiaron 3 molletes 3 de
Antequera. Un cuarto, del Hierro del Polvillo, descastado, se devolvió a
corrales por falta de trapío en la levadura.
Estocada caída al primero (dos orejas). Bajonazo al segundo
(silencio). Estocada de gitano al tercero con descabello de peluquería (dos
orejas y rabo). Salió a hombros Simón.
Toreros veteranos son los que sirven de referencia a los
jóvenes pegapases, a los aficionados del buen yantar. El del Estadio le pegó
tres pases al suyo, a las dos caras de la tostá que para qué, no se la saltaba
ni Osnaider Ramos con garrocha. Destilando gallardía le brindó la faena a una
hembra azabache que relucía tras el burladero cinco (con o sin premio); además,
con sus habituales arrestos manejó el estoque de Albacete (también tiene
premio) dándole ora manteca ora fuagrás.
Aleteo de palmas del respetable y Suspiros de España de La
Banda que le puso chimpún a una faena de campanillas, de otra época. Puerta del
Príncipe para Simón del Estadio y sus dos sobresalientes.
Markus Lieben.
*Crónica inspirada en las memorables de Joaquín Vidal
(padre), que le homenajean modestamente.
Sevilla, 14 Enero de 2.017. Gran Plaza.
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