martes, 28 de febrero de 2017

Ferdinando-52.

                                                               

                                                               Ferdinando

                 ==================================================
                  Esbozo sin embozo de un Coello, que ni pintor ni cartógrafo
                  sino Caballero de Nervión Alto, Preboste  Palanganero en
                  Grado Súmmum.
                 ==================================================


Credo a plazo fijo.
Saliva de hambriento.

Planta un pino
sin pilatear,
                    en un comino.

Con giba de cófrade
y al son chirigotero de turuta
chistea,
                     una moraleja que sesea.

Morfeo de telenovela.
Segunda autoridad Unera.
Regate con cintura
                                 de luna llena.


Varón                             
de filantropía infecciosa.
Afluente caudaloso
de aguasantas.
Metacarpiano de la Última Copa.
Hospitalero en el Hospicio de los Desafortunados
de La Ranilla.

Libero en la trinchera
de una grada.
A pie de vomitorio
le da dientes y muelas
a una hogaza preñada
en la inclusa de su casa.
Golea la escolanía a coro
                                           junto al tío del puro
en un coso de bombones irisados,
blancos y rojos.


Sir O’Ern Loves.

A Ferdinando en su 52 cumpleaños.


El náufrago-XIII



                                                                                              El tornaviaje. Errabundia-.

Con la incertidumbre de un adelantado, la fe que da la desesperación y la temeridad de los que quieren cambiar su vida, zarpó. La zurcida vela llena sus carrillos de alisios de paso por el Trópico de Capricornio con un fato que desconozco. Fuera del alcance de las mareas costeras me incorporo a la corriente de Humboldt, que viaja con el alma helada por la oscuridad de las simas abisales hacia el cálido ecuador para que la peine un niño o una niña con los dedos hechos de escamas de peces emigrantes y embaucadoras sirenas que ahogan marineros solteros.
El primer día de viaje.

Venteado del sudeste marco la caña hacia uno de los islotes fantasmas. He hecho cálculos, la elección del rumbo obedece al propósito de atajar y ganar jornadas. Es arriesgar porque puede suceder que llegado a los islotes haya marea alta y no los encuentre al estar sumergidos, pero es más la posible ganancia de tiempo que el miedo. Amanecido, siento las fuerzas ahorradas durante jornadas. Buen tiempo. Pesca abundante que aprovecho. Al mediodía el viento sestea, entonces yo remo. Petreles a media tarde que trae el viento nuevo. Mar llana. Tarareo “A like rolling Stone” de Dylan, el “The river” de Springsteen y “I want to break free” de Queen que me animan. Bellísimo crepúsculo. Noche inquieta de aguas.


“How does it feel            “Vengo de la parte baja del valle                “I want to break free     
how does it feel               …      …………………………….                 I want to break free
to be on your own                 solíamos ir al río                                   I want to break free your lies” 
with  no direction home       solíamos dejarnos llevar                      Queen.
like a complete unknowm   por su corriente    
like a rolling stone ?”            . ………………………………
Como una piedra rodante.  Todos esos recuerdos
           Bob Dylan.                vuelven a mi persiguiéndome
                                             …………………………..hacia el río.”
                                                                      The river. Springsteen.





Segundo día de viaje.

Mar arada con vertedera. Rumbo a los islotes mágicos de arena. Regurgito de mañana recuerdos secretos de la tarde del naufragio. Manoseo el momento. Solo, en lo más profundo del Bora, vacío las tripas. Un nuevo episodio de mi neurosis intestinal, un colon iracundo, en crisis de retorcijones que a calzón bajado menguan. Golpe en el paquebote. Estruendo. Agua tobillera. Laberinto de pasillos navegables, vacíos e inclinados de película expresionista, tienen una fuga de aire, que huye al ver al agua con prisa. Olvidar para soportarme, o al revés.
 Asociado a este trauma otra faena cómica. Destartalada oficina bancaria de la Habana castrista. Urgencia por hiperlaxitud de esfínter, necesidad por apremio intestinal. Cara de parturienta. Demanda. Guiado por un mercurio del departamento de deposiciones, no, imposiciones, atravieso una estepa de viejos muebles pulidos por el sudor tropical de dos generaciones revolucionarias, al trote, ondeo al viento, como estandarte, dos metros de papel continuo carbónico con puntillas en los bordes, paridos por una impresora Matriz de impacto H.P. del 92 Supermirafiori. Dejo al lazarillo, en prenda, la botella de agua sobaquera “Zelote” y una sonrisa a la fuga sin dientes. En un verbo decoro el sumatorio al pastel (período marrón-glasé). Finalizadas las maniobras, y por dos veces, cubo en mano animo a mis entrañas a conocer el averno revolucionario. Conste el óbolo donado al famélico segurata, aunque sé del desprecio revolucionario por el afán monetarista de nuestra decadente civilización capitalista. Gloria y paz para la unión de civilizaciones. Sonrío, me alegro la mañana.
Tarde lenta de viento calmo. Cuando el sol quería dormir grito tierra. Cáscara de tierra con forma de caparazón de tortuga. Punto y aparte de un océano cósmico. Anclo el jorobado balandro a la ínsula menguante. Por delante hasta el “acqua alta”, como mucho seis horas de estrellas para dar tierra a mi cuerpo. Cuerpo a tierra, en cruz, la cúpula celeste me mira sin verme. Duermo deprisa en un reloj de arena que se hunde.


Tercer día de viaje.

Mucha mar por delante. Miedo. Navego corriente arriba el mar del sur. Silencio que grita. Sol. Melancólico atardecer. Canto para huir.

“Él camina despacito que las prisas no son buenas
…………………………………………………………………………….
Soldadito conociste una sirena
de esas que dicen te quiero si ven la cartera llena
escogiste a la más guapa y a la menos buena
sin saber cómo ha venido te ha cogido la tormenta.
Él quería cruzar los mares y olvidar a su sirena.”
                    Soldadito marinero.   Fito y los fitipaldis.


Cuarto día de viaje.

Mar inmenso. Niebla. Veo lo mismo que ciego. Noche húmeda y larga.


Quinto día de viaje.

Nada.


Sexto día de viaje.

Espejismo de niebla que parece tierra. ¡Tanta mar!, como para llenar una tierra


Décimo día de viaje.

Pierdo de vez en cuando el sentido. Me apago. Cansancio. Vigilia nocturna.


Último día.


Creo que me muero. Párpados a media asta, no veo. Pesadillas. Espejismos. Ensoñaciones. Sin sentido pasa mejor el tiempo. A la deriva. Dormito o me muero.


Markus Lieben.

domingo, 26 de febrero de 2017

viernes, 24 de febrero de 2017

XII-El náufrago-XII.

    

         
                                                                                                   Tocata y fuga-.


Tenía esa triste sensación de domingo por la tarde de otro tiempo, melancólico, añoraba la letanía de un loro gritando hasta el paroxismo el gol en la huerta: “…minuto y resultado…media entrada…palo largo…¡gooool en la Condomina!…”. Le brotaba desidia como a un condenado estoico “al pasivo estilo”. Conjugar el laisser faire, laisser passer lo hacía con el garbo de un hambriento muletilla afeitado por el miedo citando a un displicente sobrero.

El fuerte viento le afilaba la cara, le enmarañaba la pelambrera, acrecentaba el aire de anacoreta orate que le había crecido de coronilla para abajo. Su cachucha voló en una burla de una corriente, se enfureció gratis, sin bola extra. Ridículo, persiguió a su capitel manoteando y fintando, así firmó un crochet de libro y una pirouette con arabesco de grado tres en la escala de Monsieur Bidé. Como un cazamariposas dominguero fue hasta la orilla donde el mar, no, no se abrió, “¡merde! au contraire” diría Voltaire, viendo a su “chapeau prendre la mer”, el agua mojó las alas de su pensamiento hecho gorra marsellesa; se detuvo y comenzó a hervir. Maldiciones y deposiciones aparte, el tiempo le anunciaba el cambio de estación, el fin de temporada. Hasta aquí, 397 días de naufragio. No había llegado muy lejos, mismo sitio, misma suerte. El desamparo de los abandonados por el futuro abría una trinchera honda donde divagaba, esperaba un mercante fuera de ruta, planeaba su huida, imaginaba y moría de desánimo a la vez o por turno, según su estado y criterio. Mientras el oleaje zarandeaba su casquete también centrifugaba su estado de ánimo, interpretó como un augur este hecho. Al fin, soltó una palabrota gruesa, de al menos dos cuerpos con su perjurio complementario, rescató el pingajo y con la inercia que da la ira, tomó la decisión. -¡Se acabó, me voy!-.

Mc Ern Loves.

Manifiesto de una Jornada. Crónica Romance.






CRONICA-ROMANCE


MANIFIESTO PARA DESPUÉS DE UNA JORNADA.

De donde se cuentan los andares y oraciones de unos caminadores.




Frisando la hora prima, abandonamos los lienzos del tálamo. Sobrada la tercia, nos alcanzó el destino. Hasta la nona, completamos con fortuna el nudo de caminos; con recogimiento y pagana oración para deleite de nuestro señor “el miliario estilita”.


Somos miembros de una tribu, cuyo tótem es un “miliario cautivo” a orillas de un sendero perdido, en un mundo extinto. En cada jornada esperamos encontrar, “la fuente de la eterna juventud”, al “unicornio”, a “Afrodita”,a la “Arcadia”, pero mientras eso no ocurre, saboreamos el néctar y la “ambrosía” de Dionisios.


Este clan totémico nace del caos, y hacia él va, con la determinación y fatalidad que marca un destino aparejado en la interpretación de agüeros; la mensajería del catador de augurios, dice: una corneja por el lado derecho, bandada de golondrinas, vientos contrarios y luna crecida. La ocasión es venida, nuestras huestes no serán vencidas.
Crucemos el “Rubicón”,  a lomos de “Centauros”, el “Lete” de “Caronte”, si es menester, pagaremos con dos onzas de miedo.


¡”Argonautas”, desnudad vuestro pie izquierdo!
Blandiendo vuestros cien remos, avancemos.


Venimos a  enderezar senderos,
a torcer caminos,
a atajar para alargar el tiempo.
Quizá alcancemos el divino premio:
librar del olvido al miliario postrero.
¡Que lo sepa todo el Reino!


Infante, agarra un puñado de tierra,
suéltalo en una conejera,
y si no, besemos el suelo
por si lo permitiera
una doncella de cuneta.




Pendones en ristre, de peña en peña,
celada calada, cota de maya prieta,
delante, leguas de tierra.


Los vientos traen una letanía:
-¡Caminadores, tentad la tierra!
Ahí, descansará vuestra calavera-.


Ceñida la bota en buena hora,
preñada está, de un rivera mozo
casi reserva,
bebamos tanto como una topinera.


Infantes, hijosdalgos,
apretad el paso.
No oiré una queja.
Solazaos hermanos,
ayer era una quimera.


-Levanta los pies, no juntes las piernas que haces polvareda. 
                                                       ¿Eres tú el de la “verea”?


Las mesnadas, encima de un cerro,
quieren ir al ayuntamiento
a holgar, sin desmayo ni jadeo.


Ya “Melisenda” (la doncella)
sujeta el venablo de un ballestero,
mientras pendones y lanzas
combaten abierto el pecho
hasta quedar sin resuello.


Con lágrimas de ojos ajenos,
la “cava” manda parar aquello
con la flor de “Gerineldo”
todavía en los dedos.


Alborea mi fortuna, mi dueña,
presto estoy, mi hembra,
la dulce muerte me llega.


Cerca de “Montemolín”, a la umbría de la “Torre de la Cautiva”, la centuria arriba, todos ellos: vasallos despojados, héroes, sátiros y doncellas junto con infantes, argonautas y vestales que no se les ha dado tierra. Celebran la nueva, pacen mansamente al calor de la victoria, en buena compaña y con deliciosas viandas.


¡Oíd mesnadas!
tomado este sendero,
dejemos la plática para el grillo.
En honor de los vivos
y por todos nuestros muertos
haremos un juramento,
con tanta liturgia como un “converso”.
Juntos los pies izquierdos,
mano en el pecho (ajeno)
gritemos este himno:

¡Este Reino es nuestro!
Cumplida es la hora,
los hados así lo han dicho,
ni de moros ni de cristianos viejos
¡Es nuestro este Reino!
Vencido está el campo, esto es hecho,
que lo cuenten las crónicas
y las centurias a los siglos.
¡Este Reino es nuestro!

Nemosio de Verdeo.


Frente de Liberación de Senderos (m).                                               Brumario. Nemo.     
-FLSm-










martes, 21 de febrero de 2017

XI. El náufrago.XI.

XI- El náufrago.                                                              

                   Il est l’heure de se faire plaisir-.

- ¡Harto estoy de la gravedad, de sentir el peso del destino, de los trabajos, del voto de prioridad, de la búsqueda, de la consciencia que ahoga el impulso, del miedo!-. Determinó Schiafino que mañana sería fiesta “San Masnimenos Justo y Salvador”, y al contrario que Simón, ceder, acceder, probar de todas las tentaciones, reales o imaginadas que se le presentasen. A tal fin, haría uso de todo un arsenal de recursos reunidos después del escrutinio azaroso del mar.                                                                                                                                                Amanece, y no siendo poco, ya le apetece. La piel “pulp” al agua salada de las hojas ásperas del “Beato de Hustler” con bajorrelieves por deshidratación que le dan volumen a las heroínas, le animan a la evasión, al gozo sin tasa. Al tacto las “ninfas honeys” se deshojan sin esconder el Rincón de Ballesteros. Por la lectura, ora telenovelosa y enredada, ora deleitosa, carnal y soez, hasta el cerrar de ojos consumió un rato, unidad temporal de la isla, con aprovechamiento notable y actitud entregada.                                                                                                                                       Cumplido el almuerzo y soñada la siesta, a dos manos alzó el cuenco sacro de madera y dijo invocando a Séneca ” –Bibamus, moriendum est-“ después practicó unas libaciones rituales con el misterioso licor verdoso de la petaca, traído a su mundo mediante cesárea de la valija apellidada Samsonite Street; ésta y su hermana melliza modelo Sport eran su cornucopia de regalías, fontana de bebercios y fondo de armario para la fiesta.
Se embutió en un elegante vestido negro de noche con escote “cesta y punta”, se caló una peluca platino de pin up; la jeta se la decoró dándose coloretes de escocesa arrecida y los labios de carmín bermellón-cabaret. A los zapatos de Manolo Blahnik les realizó una trepanación oblata de puntera para darle a los dátiles vistas al mar, y completó todo ello con un chal dorado vapososo de tul, más un bolso de la Señorita Pepis, sólo apto para un támpax, un clínex, un clímax y me llevo un pintalabios. Como decía el cantautor ochentero -“lo que allí sucedió, ni lo cuentan las crónicas ni lo contaré yo-”. Tan sólo han de saber que los éxitos más repetidos esa noche fueron “I will survive” de Gloria Gaynor y un remix de “Priscilla reina del desierto” sin autobús; memorables el “Go west” de The Village People, y no menos el “Mamma mía” de Abba a dos voces. Los bises fueron el “Stayin’ Alive” de los Bee Gees con falsete de Falete; inconfesable el “Daddy Cool” de un Boney M travestido.                                                                     
-“GLORIOSO, APOTEÓSICO”- Podría haber  titulado al día siguiente, y a cuatro columnas, el Daily Island para calificar el fiestorro en los ecos de sociedad isleños. Consumió todos los licores del Samsonite Bar. Se tomó la última en el Noctámbulos de Hooper. Y acabó nuestro náufrago exhausto e inconsciente, de madrugada, en el ponedero, abrazado a la Hustler por la página 69. Rostro sereno, postura forzada de cadáver bien muerto en una novela de Hammet. Peluca y Blahnik al rececho de un bis. La carneia detiene su tiempo. Las estrellas encienden un mechero y al tililar aplauden el show en silencio. El viento arrulla su sueño.

Ern'O Loves. 


jueves, 16 de febrero de 2017

Desnudo.

Markus Lieben.
                                          "Árboles como rayones de párvulos, mondados de follaje
                                          con saña de psicópata tras su poda. Se muestran desnudos
                                          y anémicos como un batallón cautivo el día de su liberación
                                          de un Campo de Reeducación de Plantones".




Historia de amor de un canalón.

Historia de amor de un canalón.  Markus lieben.          

viernes, 10 de febrero de 2017

IV-Andanzas de Nemosio de Verdeo y Breogantino de Oestia-IV.



Andamos más que caminamos esta jornada, cruzamos valles, aldeas, ríos de aguas alegres y frescas, y sin aviso, nos alcanzó la noche fría, al trío y a dos recias teutonas que nos rogaron les diéramos escolta hasta llegar a Iruña donde les esperaba la suya, impuesta por sus esposos mercaderes de sedas. No vimos inconveniente en ello. Prendimos una lumbre y alrededor los cinco yantamos las viandas. Lo bebido fue cosa de Agnes y Greta, la cantidad un condominio de cinco. Ellas nos animaron a sorber aquello que llamaban kirsch en la Selva Negra de donde venían, nos animamos todos tanto con el licor de guindas que todos cantamos alguna tonada: ellas una canción de cuna hermosa y triste; Yo, una salmodia bella, de estribillo dulce que cantamos todos a coro; Broegantino, una cantiga popular “O andar miudiño” con la que todos acabamos cogidos de los hombros y en comunión profana. Cansados todos, nos arrellanamos entorno al fuego y Maese Nemosio nos tocó y cantó acompañado de su vihuela un romance que afirmó haber compuesto él, y me atrevo a decir yo que es biográfico. Su título “El Búcaro de la dama” y su letra tal, solácense Vuestras Mercedes:

                                                                
El búcaro de la dama.



 Moza que a la Fontana
                                                                   
de Alconétar va
                                                                
a llenar de ópalos de agua
                                                                 
la damajuana de su ama
                                                                   
y su búcaro húmedo,
                                                                   
no halló allí si no dos caños:

vierte venero de sierra el uno,
                                                                   
y el otro de carne sin hueso
                                                                   
es de escudero

con bozo lampiño.


                                                                       
El paje, con industria
                                                                   
y descaro, llenó la su escudilla,
                                                                   
los labios, de contento

y dióle gozo luego.

¡Suspiros que se lleva el arroyo!

¡Sueños que sueñan otros!

Tarde la dejó el mozo

sonrosada la flor de su seno

desarbolado, el tocado
                                                                   
¿Y de dicha? Ahíta.

¡Suspiros que te trae el sueño!

¡Arroyo del deseo!



Oró la dama un Avemaría

mientras da botón
                                                                   
a sus ojales abiertos,

(cuentas castas de corpiño prieto)
                                                                   
y constricción de alcoba

más que de cielo raso, pero bueno.

                         
                                          
Silba el muchacho

cuando se va un son

heredad de su señor

(menos Jimeno que Don Juan).
                                                                       
Tal, como aquel amanecer de espadas

que socorro le prestó

frente al iracundo enojo
                                                                   
de un hidalgo con dos cuernos

dambos, a cuatro manos,

siervo y dueño,

marcaron al cabestro
                                                                   
el amargo hierro
                                                                   
de la divisa de los cuatreros.

¡Suspiros que lleva el arroyo!

¡Sueños robados por otros!



Y,

la doncella anhela

aprender de rabo a cabo

(todo y vero, aquel cancionero).

Hoy tan bien tañido

¡Con tanto deleite sentido!
                                                                   
Por las cuerdas tensas de sus tendones,
                                                                   
de su roseta a los codos,
                                                                   
de la escápula al pipierno.

¡Sueño que murmura un arroyo!

¡Suspiros de anhelos!




Feriado o de diario

jura la cortesana, por su fuero,

prestar en adelante su traste,

su puente y el clavijero
                                                                  
a este perito tan experto,

para un solo o para un concierto
                                                                  
de lira, clavicordio y pandero,
                                                                  
y flauta de tres agujeros.

¡Suspiros que lleva el arroyo!

¡Arroyo de anhelos!
                                 
                                                           
Maese Nemosio.
                                                                              

Cierto y obsequioso resultó el Romance Liberto, que de tal guisa lo nombró Nemosio, glosó el porqué mientras daba compostura al clavijero: su caprichosa y rebelde métrica. Con soltura trovadoresca de bardo lo entonó, y yo diría que con punto y medio de virtud de violero cortesano tañó la viola Maese Nemosio que musicó el romance. La compañía se deleitó sobremanera (para mí que este caminante insondable tiene tanto pasado como una civilización perdida). Al concluir, requiebros y reverencias.
La conversación se alargó, tendió al susurro, tumbados todos, y embozados en los camastros con placer cumplido. Agnes alegó, tímidamente, con un murmullo, que debía aliviarse, se alejó del improvisado campamento, caminó despacio, alejóse. Le siguió inmediatamente el músico, sin prédica ninguna, creo que con interés sacramental. La noche refrescaba y la luna se ocultaba de vez en cuando tras las celosías de las nubes como retales de trapos rasgados.
Volvieron dambos, pasado un buen rato, juntos, cogidos de la mano, en silencio cómplice, yo aún no me había dormido, los demás roncaban vahos de alcohol al diapasón de una lechuza insomne. El Flamear del fuego vivo, dibujó dos rostros satisfechos, con la sonrisa liviana de quien ha comulgado en la eucaristía más antigua y humana: la de la carne entre hombre y mujer. Amén.
Cayeron goterones de lluvia de una tormenta remisa, que esparcieron ese aroma a tierra húmeda y fértil que tanto me gusta, mientras, ella, acomodóse junto a Greta, y él, junto a Breogantino. Todos alrededor del fuego cerramos el círculo dibujado por la Fortuna en la tierra, en el campo de Villava, merindad de Pamplona, a tres leguas de su puente con seis ojos, en aquella jornada de camino larga e inolvidable.

                   Alieno de Bramante.

A  12 de Pradial, del año 7 después de la Revelación de Nuestro Señor Miliario Estilita.


              

jueves, 2 de febrero de 2017

El amor prescribe (si el error persiste).

                                                                                                El  amor  prescribe.
                                                                                              (si  el  error  persiste)


Ahora que ha pasado (la Navidad, el Bautizo, la Boda, la Comunión) táchese lo que no proceda, ya puedes gritar:
--¡Esa tía no es mi tía!— pensar, o en voz baja mascullar para que nadie, ni tu santa, lea tus labios, que tras conocer a la prima Angélica, quizá debas allanarte y confesar lo de:--¡Joder, creo que me he equivocado de prima!—y otros lamentos de barbecho en campo yermo familiar. Además si tienes quejas de la familia que te ha tocado en suerte, del calavera de cuñado que tienes, de la suegra tan puñetera como una condena, de esos niños tocapelotas que tienen tu mismo aire, tus andares mismos, entonces has de saber que hay habilitado un Centro de Asistencia o Gabinete de Crisis Familiar denominado La Tremenda Virguera, creado con fondos perdidos entre los dedos de un tal  Sr. Bárcena Real y su sucio, digo socio Dady Muñón. A él puedes dirigirte por teléfono, allí recogen de buen grado lamentos de coitos en débito o a crédito, con plazo semenal, digo semanal, con carencia de seis meses, etc. También atienden pesares de adultos con imaginario lúbrico, suspiros de infancia con sabor a Nocilla, agravios leídos o contados, pero nunca por delegación en confesor, psiquiatra ni tampoco a través de tu muy mejor amigo, no.
Garantizan el desahogo propio, el alivio por supuesto, descabezado de mano propia. De igual manera que aseguran paciencia franciscana en el oidor, es más, a los más brasas se les obsequia con una ristra de síes de Cuenca y un lote completo de --¡Te complendo mi amol!—de boquilla pero con son caribeño. ¡Ah! Y por descontado, no te cuelgan el teléfono así se hunda el mundo.
Disponen de un Servicio Premium, denominado Vete a Pernambuco, que si lo contratas te quitan de en medio a bordo de un cayuco con el negro del guasa, qué ya tiene guasa la cosa. Este servicio te permite, dicen, aventuras con poca ropa, paseos por un malecón del brazo de la Negra Tomasa admirando su tumbao. Incluso disponen del Servicio Promenade para VIP Descentrados: Cómprate un Euro de Selva Virgen y Piérdete. Este último servicio dicen que adelgaza un huevo, pero, si amas a tus grasas como a ti mismo puedes utilizar la Llamada de la Selva, que es otra opción ya disponible y que es lo más, según lo publicitan, entonces y por un módico suplemento pecuniario, a la puerta de tu propio domicilio se personará una gitana con su romero en ristre, su bigote, su letanía y tó su malage para sacarte de allí, no sin antes ir a ver a Arturo (el del huevo duro) para que te dé lo tuyo, lo tuyo, dice el tríptico de publicidad. Esto último no lo tengo claro, pregunta antes de contratarlo, no vaya a ser que….de todos modos, si te gustara, pues está claro, te has equivocado de cabo a rabo, ya sabemos que hasta el toro todo es rabo.
Si estas Multifaenas Sociales del centro de Asistencia La Tremenda Virguera no son de tu agrado, pues sólo queda joderse como todo cristo, y sufrir con la misma resignación fatal que cuando tenemos un ataque de remordimientos, en silencio, sobre todo si las quejas son de tu familia política y su santa hija. Nada más, ha sido un error garrafal tuyo, uno más. Yo, estoy por ahí con los míos. Sonríe, alma.

              Herr Markus Lieben-16.