Un *cañoterao de agua.
Markus Lieben and the Grasshopper
in the Nogaleas Creek.
Horcajo en la Valenciana.
"Torcer el sendero
llegar allí
seguir la ruta de Homero
y descubrir
que hacer el camino tiene sentido
si ese es mi derrotero
-vengas o no conmigo-".
Vivir de Nemo.
El Venidor.
-No confundir con Benidorm-
Te lo voy a contar si tú quieres escuchar:
en aquella época yo era un niño y tenía un nido de pájaros en la cabeza, además, un halo de trinos alegres velaban mis sueños. Lo recuerdo. El tiempo era elástico como un chicle bazoka, y no hacía planes porque el día a día me colmaba de caramelos y de juegos.
Entonces, hace mucho tiempo, en los años setenta concretamente, y no siempre, porque yo era de bañarme en la Mora, a veces digo, iba con los amigos a bañarme allí, al Venidor, no era precisamente el lugar de idéntico sonido fonético que todos conocéis, Benidorm, el paraíso anhelado por todo el pais para pasar el verano; tan lleno de suecas, repleto de coches -Simca 1.200, Seat 124 y tiburones franceses-, la colmena de luminosos edificios con los ojos siempre abiertos a un mar rizado, con vaivén de olas que simulaban los bancales que yo veía en el monumental anfiteatro de El Venidor de mi niñez, no.
Con la incredulidad que produce la ficción, miraba en la daltónica Westinhouse de mi casa el espejismo playero del levante ibérico, y aunque su nombre sonaba igual que el tramo de agua donde yo nadaba a menudo, no, no era mi charco fluvial del río Jerte, éste está cercado por horizontes de gavias que se acumulan irregularmente unas sobre otras hasta cerrarse en las peladas cimas de las colosales montañas que eran, y son, un decorado natural y gigantesco, cuyos pliegues y perfil ya teniamos memorizados todos.
Si lo piensas -ya sabéis que tiendo al devaneo-los charcos de baño de los ríos son todos genuinos, únicos, no hay dos iguales en el mundo, y esto les hace especiales, todos tienen nombre propio: el Pilar, el Tomate, la Mora, la Valenciana, el Cajón, el Venidor, la Clavela, etcétera, cada uno tiene su propia geografía, y su público depende de ésta.
En aquella plácida represa de las aguas del río, había -lo recuerdo vivamente- un oasis de sombra, una pequeña edificación de una planta con una amplia terraza bajo el palio de unas parras, bugambillas y yedras, y en todo el continente del velador, se ve un desordenado ejército rebelde de mesas y sillas de madera con patas de tijera, además anuncian con su presencia una nueva época, otras metálicas con la estampa de marca y los colores de Coca Cola o de Pepsi Cola; sobre la madera o la chapa, ceniceros Cinzano en cada mesa -en esto no hay concesiones-. No pasa inadvertido que en un rincón fresco, en torno a una mesa de madera, y junto al *portllo lindero de la finca Santa Lucía, hay sobre una, un par de Mirindas con pajita y un cuenco de barro colmado con cacahuetes, aperitivo de momento intacto, en torno a las pajitas y los manises, una pareja arruga el pingo de los domingos con sus contorsiones; aunque sentados, mueven brazos y piernas hasta hacerse un nudo. Se manosean y ríen los novios, y se susurran al oído palabras con el almíbar del futuro; ambos, *dominguean de sus afanes terminada ya la *cerecera. Pelan la pava y hacen planes de boda -el banquete en el Restaurante de Majete, en eso están de acuerdo, en lo de irse a vivir a casa de la cacatúa de la madre de ella, no-.
En el lado opuesto del corral de mesas, un *agüelo ciruelo con cuerpo de jota, mira que te mira hacia el río, está discretamente apostado tras una bugambilla, y por supuesto, maqueado hasta con sombrero. No le quita el ojo el tío rajamantas a las bañistas del otro lado del cordel de la Mesta que separa el chiringuito del río. En la orilla, sobre barbas ralas de hierba, unas chicas casaderas con bañadores de colores se secan al sol, y junto a ellas, unas mozas viejas charlan sentadas sobre sus toallas y juguetean con sus pies en el agua. Las tres Marías se relamen mientras conversan, porque esta noche hay baile en la discoteca de verano del tío Balbino, toca la Orquesta Fínfanos & Violeros y el repertorio les favorece bastante porque habrá mucho pasodoble y *agarraos, otra cosa es el lote de mozos que les toque en suerte a la terna; una de ellas, Leo se llama, mira al cielo, y con tono de súplica dice -¡sólo pido que estén limpios, por Dios!-, le contesta a la prez otra María que se llama Laly -hoy es domingo, hoy toca, jolines-, y la tercera, Tina, remata:
-¡Eso, eso, que no huelan ni a tabaco ni a sobaco, y ya puestos a pedir, que Juan el Cojo no se ponga pesado, que es un agonías, coña!-.
"Bienaventurados los limpios
porque
siempre tentarán algo más que los tobillos."
Bienaventuranzas Ológrafas
de Nemo della Ballena.
Al viejo, cuando se le humedecen las niñas de sus ojos de tanto forzar la vista, se le caen dos lagrimones de cocodrilo que se seca con el moquero que saca, a pesar del calor, de su chaqueta de pana, luego, sediento, le da un tiento al chato de gloria fría, y como rúbrica, chasquea la lengua.
Los alisos y los chopos de la ribera escoltan a las aguas en su eterno viaje río abajo, les dicen adiós moviendo las hojas empujadas por la brisa. Veo a los ribereños árboles doblarse de reconocimiento, y su aleteo de hojas trémulas movidas por el viento, son banderitas en la despedida del rey de aquella tierra.
Es una de esas tardes de bolsas de pipas Churruca, en las que si no vas a la sesión de tarde del cine de verano del tío Balbino o a la película del oeste del cine de arriba -¡otra de la Paramount!- Reza la tiza de la pizarra junto a la cartelera, escrita de puño y letra por Canete y cuyo cancerbero es el Moro, el perro tuerto de Don Perales que siempre dormita bajo el tablón con fotogramas de la película del día y junto a la silla vacía de su dueño que ese momento descabeza un sueño en la alcoba.
Pues eso, quiero decir que ir al Venidor es una buena opción si no vas al cine.
-este último resumen ha sido patrocinado por Viajes La Eusebia-.
Al chiringuito siempre le envuelve un vaho de música que contamina toda la zona. Las melodías veraniegas pueden escucharse hasta la panadería de los Alfredos; unas veces suena el disco de un rapsoda popero que se lamenta de que "Eva María se fue", otras veces por el contrario, el cantante, muy contento, se desgañita entonando un himno animista, algo así como, "Un rayo de sol, oh, oh..." Hay días que, mientras te desnudas para meterte en la plácida represa del río, te toca escuchar el susurro de un tipo gangoso que lloriquea por una tal Gwendoline, y los días mejores, la gramola de vinilos que come monedas de duro, inunda el Venidor con el vozarrón de un tenor de la tierra que grita sin ahogo "Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre...". Tiene gracia que cante esto, cuando a nosotros, todos los santos días nos hacen formar en el patio de la escuela y cantar lo de "Cara-col con la patita rota...", y por lo que yo escucho a los mayores, la libertad es un lujo que no tenemos desde no sé qué guerra, vamos, desde los tiempos de Maricastaña -¡Y a callar, niño, que el sordo no oye y al pobre, lo joden! .
Son tiempos de guardar dos horas de digestión para bañarte; de pandillas de amigos que van a "garulla", de calzonas cortas y postillas en las rodillas; de calzarse como mucho unas zapatillas "La tórtola", de carreras "mari...nero el último", de baños interminables en el río, de meriendas de chocolate, de partidas de cartas, del sol luminoso que acostumbra a alumbrar la niñez más feliz.
El paseo por la carretera, hoy domingo, es casi tan preceptivo como la misa de once, y luego tomarse un *calapachao en el Casablanca tan inevitable como acompañarlo de una de calamares, y no menos que escuchar en el lapso de un rato una ristra de *¡Búa! en el lenguaje vernáculo, y que según el tono y el contexto de esta exclamación puede significar cualquier cosa: artazgo, fastidio, alegría, displicencia, advertencia, incredulidad, etcétera.
Veranos eternos, de jugar a "Gente a la vista" en las noche como esta, ilumnida por luciérnagas y con la banda sonora a cargo del Coro de Ranas y Sapos del *Rollar, y los padres y abuelos, a lo suyo, acaban la semana de fatigosas labores dándole hebra a los vecinos, en conversaciones pausadas, puestos en corro o longitudinalmente - que esto aún no está reglamentado por el Generalito-. Se alivian del calor diurno y se orean en la penumbra, beneficiados por el frescor nocturno. Sentados a las puertas de sus casas que están abiertas de par en par, se dan un respiro y arreglan con cada opinión un mundo que no entienden.
Bandadas de niñas como golondrinas vuelan con las alas de sus falditas de tablas, y los lazos de sus coletas juguetean con sus cabellos como mariposas de verano alrededor de las flores; juntas recorren las calles en sandalias, con guirigay de trabalenguas, chocan entre sí las palmas de sus manos, juegan y cantan una retahíla de Mumbrú se fue a la guerra. Vagan por un pueblo desierto por el que cruzan sombras que ya se recogen a sus humildes hogares, huele a sopas canas y a huevos fritos para cenar. Las callejuelas están mal iluminadas por la noche y crean rincones negros de oscuridad y misterio. Se escucha, en medio de la quietud de la noche serena y sin bulla, un abocinado y rítmico ruido de cascos de caballería, al poco, aparece el animal entre las sombras nocturnas, en la bocacalle de Felipe Marcos con la carretera, conducida del ramal por una ánima que fuma Celtas Cortos sin boquilla, lleva boina y le rodea un sahumerio acre. Silverio el sopascaldúas conduce a la bestia para que beba en el pilón, el mismo abrevadero y lavadero donde se *jundea al forastero si no *paga el piso. Aún hay calles de tierra con pontones en el callejero. Regaderas que eternamente llevan agua cristalina por las calles. Empedrados de rollos de río, con mellas en las muelas por la nueva acometida del alcantarillado. Casas baratas siamesas, estrechas y chatas. Perros y gatos errantes. Soportales apoyados en columnas de madera o piedra, en un perfecto desorden, y casas de adobe en la calle Larga que abrigan bodegas, donde en la oscuridad, el vino envejece, las mazorcas y los higos se secan, el jamón espera paciente los convites de Navidad, y un polvo ceniciento cubre el pasado de nuestros antepasados y sus *achiperres inútiles, que alegóricos, están apilados unos sobre otros como las generaciones que una tras otra, se suceden en este escenario *vallenato.
Puedo seguir, también dejarlo aquí.
El Venidor de Nemo.
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Glosario *Ballenato:
*Achiperres: objetos y trastos sin valor.
*Agarraos: temas musicales que por su melodía y ritmo lento mueven al personal a emparejarse y bailar entrelazados. Este tipo de baile es muy adecuado para utilizar la técnica del botellín, si no sabes en qué consiste, pues.... es que no eres de allí, ni gallego, ni nada ¡Qué penita! Siempre puedes preguntarme, o mejor, pregúntale a Breogantino de Oestia que es *Botellinero Tercer Dan.
*Agüelo ciruelo: persona mayor, abuelo viudo que aún tiene pulsiones sexuales y que gusta de mirar a las mozas de buen ver -un voyeur con boina fanático de Manolo Escobar-.
*Ballenato: gentilicio de los de Navaconcejo, ¿el porqué? pregunta a algún nativo, anda.
*Botellinero: no existe este vocablo, pero me venía tan bien que *velaílo.
*¡Búa!: Interjección de uso exclusivo y común en Navaconcejo, y que puede significar casi cualquier cosa, para interpretar su significado hay que tener en cuenta el contexto y al individuo ¿Vale o no?
*Calambuco: bruto, zoquete.
*Calapachao: ronda de consumibles que se toma en los bares y que normalmente pagará una sola persona, salvo si estás con algún emigrado a Ametlla de mar y retornado por vacaciones.
*Cañoterao: avenida excepcional de agua.
*Cerecera: cosecha anual de cerezas.
*Dominguear: verbo de exclusiva conjugación ballenata, reconocido por la RAE tras remitir a sus académicos miembros, desde la Cooperativa del Campo de Navaconcejo, seis cajas, seis, de cerezas extras, y que al conjugarlo genera y refleja la acción o efecto de holgar en festivo o domingo, dado que en el medio rural y en aquella época, este día estaba muy diferenciado del resto, y era por lo tanto, el día para el asueto por antonomasia.
*Gavia: bancal o terraza que se hace a base de piedras para contener la labor de tierra.
*Gloria: bebida alcohólica a base de aguardiente de uva y aromas de café y canela que se elabora artesanalmente en todo el Valle.
*Garulla: zacatúa o travesura común de los muchachos del valle, consistente en ir a robar fruta a las fincas más *presenteras.
*Hablar: más allá de las acepciones conocidas
por todos, allí, en el Valle, hablar tiene el complejo significado de cortejar o salir, y algunas veces entrar si te dejan. Al buen entendedor no le hace falta que yo abra la boca. No hay más que hablar.
*Jundear: verbo que para conjugarlo bien -lo siento- debes nacer allí, y que alude en este caso, a la acción de sumergir en el agua del pilón, a algún membrillo o calambuco que se lo merezca.
*Pagar el piso: dícese de la tasa popular que los quintos de los pueblos del valle cobraban, sí o sí, al desgraciado que *hablaba con una moza en un pueblo que no era el suyo.
*Presentera: dícese de la persona o cosa más adecuada para un fin -el ad hoc clásico-.
*Portillo: pared rústica a base de piedras que suele ser el lindero entre fincas.
*Rollar: meandro del río donde éste acumula ingentes cantidades de rollos o cantos rodados, vamos, una concentración de Rollings Stones ¡Oh, yeah!
*Vallenato: gentilicio de los naturales de Navaconcejo.
*Velaílo: ahí está, míralo.
Nemo.
La faz de la desnudez invernal.
Solo, en medio de la corriente.
Montañas escarpadas con bosques de robles y hayas donde los Celtas edificaron castros. Bosque cerrado atravesado por un calzada romana camino de una Castilla aún nonata.
Y fue el Xerte, El Yanna, el jardín que llenó de gozo terreno, como su nombre indica, a los maravillados musulmanes por la abundancia de vegetación y agua.
Unos siglos después, esta corriente de agua de montaña fue el porqué de generaciones de colonos traídos de norteñas tierras galaicas y leonesas tras la Reconquista cristiana, y a la vez, rincón donde se hablaba paladino en las numerosas juderías, mientras, las norias de agua movían las muelas y las acequias corrían repletas de agua fría del deshielo para regar los prados verdes, el tabaco, el maíz, las viñas, los castaños, los frutales. Aserradero de madera para la Armada Invencible. Itinerario real de un Emperador enfermo, camino de su pudridero. La todopoderosa Mesta tenía su paso trahumante para sus preciadas merinas atravesando el Valle del Jerte, bien en la bajada invernal para ir a los pastos sureños, bien de subida, cuando agostados los pastos en el sur las reses buscaban los pastos frescos de Castilla. Hogar recóndito de los maquis tras la enésima guerra civil. En fin, rincón y despeñadero de Castilla, y pubis vegetal de la olvidada Extremadura.
Cascada que brama tu nombre.
Desde La Mora, añochece.
Gatea el camino por la sierra.
Abrevadero de los Sátiros.
Bucólico mirador del búho.
La neblina aísla el lugar y el tiempo dormita.
Ara del agua.
-Ara de ofrecimientos a Artemisa y su corte de Ninfas-.
Testigo mudo.
-Oteadero de los Sátiros-.
Poza del Unicornio.
Fotografías: Markus Lieben.
Tiestos: Nemo.
Poenema "Vivir" de Nemo.
Texto: El Venidor y su estrabótico Glosario Ballenato, de Nemo.
Localización: Garganta de Las Nogaledas. Río Jerte. Navaconcejo. Cáceres.
Muy bonito . Emotivo .Gracias
ResponderEliminarEstá claro que el anónimo paisano conoce bien "La Ballena".Me ha gustado el relato, pero le voy a poner un "pero ":La pizarra del cine de Arriba, la escribía normalmente Nicasio el Percherón.Bien traído lo de "Otra de la Paramount", que solía ir junta a "Otra de Eddie Constantine :"El tío de los puñetazos " y "Otra de Benito Pérez"(Galdós).
ResponderEliminarVuelta a la infancia de una manera más que agradable!!!😉😉😉
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