domingo, 25 de octubre de 2020

Un epílogo de muerte.

Un epílogo de muerte.

 
Aparte de la faena que te hago al mostrarte primero el epílogo de la obra -¡Qué ya tiene huevos la cosa! Y lo sé. Ten en cuenta que en el prólogo se reseñará el final de la historia       -todo al revés-, y a lo largo de la novela, pues siguiendo esta retorcida y anacrónica lógica, aparecerán acontecimientos que acaso nada tengan que ver directamente con ambos, y sin embargo, es una obra que redondea por sí misma situaciones y personajes prescindibles para no entender nada ¡Manda huevos!.

Por otra parte, observa la escena que muestra el dibujo. ¿En qué piensa el anónimo viandante del cuadro, de dónde viene, quién es? ¿Oculta algo? ¿Va o viene? ¿Está relacionado este tipo con lo que acaba de pasar en el foso de la
Ciudadela? ¿O quizás guarda relación él y lo sucedido con las llamadas Aparecidas de San
Juan de la Peña? Si como todo cristo sabe, son las temidas "Filles de la Mort" enviadas a Jacetania por la Mafia Marsellesa a resolver a su manera el embrollo criminal desatado, y de paso ajustarle las cuentas al que se ha descantillado, o mejor dicho, a quien les ha descantillado a ellos alguna cantidad de dinero, más probable me parece esto último.

¿Hay algún plumilla en esta sala multimedia que quiera cubrirse de gloria en su periódico, radio o tele local? Dime algo y te lo cuento, que muero porque lo sepa alguien más, aliviar mi peso de testigo único y dar de comer a mi cartera anémica --la verdad, yo soy más de tirar la piedra y antes de oír el cristal ya estoy en Calatayud, con la Dolores; llámame cobarde y no fiambre-- .
Luego, tras escuchar mi cacareo, allá tú si le vas con el cuento a la policía. No te arriendo las ganancias. Por cierto, si decides chivarte ¿Tienes seguro de decesos? Vamos, el seguro de muertos de toda la vida. Lo digo porque tengo un hermano que trabaja en Seguros Ocaso y te haría precio, además, el otro día me dijo que están en promoción una tanda de nichos en cuarta altura, soleados -tus huesos te lo agradecerán-, con acabados Sátrapa Mausolo que
incluyen coloridos frescos en el interior tipo Ramsés II; están todos orientados a levante, con cubierta a dos aguas de auténtica teja árabe y una pequeña claraboya en el tejado para que veas las estrellas mientras vas tranquilamente al más allá. Tienen garantía de por muerte, yo, la verdad, este concepto no lo he entendido nunca, pero chico, vas a estar divino de la muerte en uno así, seguro, tan seguro como que si vas a la madera a cantarle esta serenata, esta gente te da matarile. Son muy suyos estos franchutes --e hijos de puta, tela--.

¡Ah, copón!, que eres un listillo y opinas que este caso se resuelve, según tú, al poner nombre femenino a la típica incógnita que abre los mecanismos constructivos de las ñoñas novelas negras del siglo pasado: cherchez la 
femme!. ¡Acabáramos! ¡Y un carajo, ni el mismo Dumas se cree eso, mira el desgraciado del foso, copón!
No, perdona, esto es grande, más complejo y nos supera. Créeme, lo que yo sé es importante y si desaparezco, pues ni Dios se enterará de una mierda. La impunidad de los crímenes quedará asegurada con el inescrutable idioma que hablan los cadáveres. Sólo hay un pero: quién conoce del asunto, suele morirse -asistido por las Filles de la Mort- o desaparece en estrañas circunstancias pastoreado, y después tragado, por la fría oscuridad de los túneles abandonados de la Estación Internacional de Canfranc. Ambas cosas ya han sucedido otras veces.

¿Sigues interesado?
¿Sí?
Te espero en Bodegas Langa -Plaza de San Pedro de Jaca- a las 13,00 horas del próximo 27 de Diciembre. A modo de contraseña has de pedir a la camarera una tapa de pulpo con airbag de
espuma. Lo demás corre de mi cuenta. Contactaré contigo. --la cuenta, por cierto, es cosa tuya que estoy tieso--.
 
Adiós.

Nemo. 


Dibujo: Nemo.
Un epílogo de muerte, por Nemo.
Fotografía: Markus Lieben.


domingo, 18 de octubre de 2020

Tras el incendio.



Tienen las catástrofes por incendio un efecto paralizante en el paisaje, y en el observador, un no sé qué que produce pasmo desolador.

El viento barre la superficie de la tierra calcinada y aventa cenizas de vida difunta. El olor a pira vegetal sofocada es intenso. Las ráfagas de aire del norte reconocen el terreno baldío y afilan sus silbos deslizándose entre los enhiestos tallos carbonizados del monte bajo. La arboleda quemada viste su desnudez de luto, y con las garras de sus ramas, araña el aliento boreal que forma ventoleras. 
Un vacío grávido apresa las soledades de la sierra, y se oye un silencio de cementerio, inmenso, quebrado sólo, por el graznido de un cuervo que reverbera en los picos de las cumbres. 
La cúpula celeste, límpida, da luz cruel al desastre y pone fondo cerúleo, sin nubes, a las contorsiones y escorzos de los tocones abrasados aún humeantes.

                      Tras el incendio.


Dibujo: Nemo.
Texto: Nemo.
Fotografía: Markus Lieben.



domingo, 11 de octubre de 2020

Retrato sin rostro.


Fotografía sobre óleo.

Autofotografía: Markus Lieben.
Pintura: Nemo.


domingo, 4 de octubre de 2020

Las Nogaleas. Contiene El Venidor, el poenema Vivir y El Glosario Ballenato -sólo un extracto-.



                       El árbol del sendero.





                     Un *cañoterao de agua.





         Markus Lieben and the Grasshopper
                     in the Nogaleas Creek.





                   Horcajo en la Valenciana.





               "Torcer el sendero
                 llegar allí
                 seguir la ruta de Homero
                 y descubrir
                 que hacer el camino tiene sentido
                 si ese es mi derrotero
                 -vengas o no conmigo-".

                               Vivir de Nemo.





                               El Venidor.
               -No confundir con Benidorm-

Te lo voy a contar si tú quieres escuchar:
en aquella época yo era un niño y tenía un nido de pájaros en la cabeza, además, un halo de trinos alegres velaban mis sueños. Lo recuerdo. El tiempo era elástico como un chicle bazoka, y no hacía planes porque el día a día me colmaba de caramelos y de juegos.

Entonces, hace mucho tiempo, en los años setenta concretamente, y no siempre, porque yo era de bañarme en la Mora, a veces digo, iba con los amigos a bañarme allí, al Venidor, no era precisamente el lugar de idéntico sonido fonético que todos conocéis, Benidorm, el paraíso anhelado por todo el pais para pasar el verano; tan lleno de suecas, repleto de coches  -Simca 1.200, Seat 124 y tiburones franceses-, la colmena de luminosos edificios con los ojos siempre abiertos a un mar rizado, con vaivén de olas que simulaban los bancales que yo veía en el monumental anfiteatro de El Venidor de mi niñez, no.
Con la incredulidad que produce la ficción, miraba en la daltónica Westinhouse de mi casa el espejismo playero del levante ibérico, y aunque su nombre sonaba igual que el tramo de agua donde yo nadaba a menudo, no, no era mi charco fluvial del río Jerte, éste está cercado por horizontes de gavias que se acumulan irregularmente unas sobre otras hasta cerrarse en las peladas cimas de las colosales montañas que eran, y son, un decorado natural y gigantesco, cuyos pliegues y perfil ya teniamos memorizados todos.

Si lo piensas -ya sabéis que tiendo al devaneo-los charcos de baño de los ríos son todos genuinos, únicos, no hay dos iguales en el mundo, y esto les hace especiales, todos tienen nombre propio: el Pilar, el Tomate, la Mora, la Valenciana, el Cajón, el Venidor, la Clavela, etcétera, cada uno tiene su propia geografía, y su público depende de ésta.

En aquella plácida represa de las aguas del río, había -lo recuerdo vivamente- un oasis de sombra, una pequeña edificación de una planta con una amplia terraza bajo el palio de unas parras, bugambillas y yedras, y en todo el continente del velador, se ve un desordenado ejército rebelde de mesas y sillas de madera con patas de tijera, además anuncian con su presencia una nueva época, otras metálicas con la estampa de marca y los colores de Coca Cola o de Pepsi Cola; sobre la madera o la chapa, ceniceros Cinzano en cada mesa -en esto no hay concesiones-. No pasa inadvertido que en un rincón fresco, en torno a una mesa de madera, y junto al *portllo lindero de la finca Santa Lucía, hay sobre una, un par de Mirindas con pajita y un cuenco de barro colmado con cacahuetes, aperitivo de momento intacto, en torno a las pajitas y los manises, una pareja arruga el pingo de los domingos con sus contorsiones; aunque sentados, mueven brazos y piernas hasta hacerse un nudo. Se manosean y ríen los novios, y se susurran al oído palabras con el almíbar del futuro; ambos, *dominguean de sus afanes terminada ya la *cerecera. Pelan la pava y hacen planes de boda -el banquete en el Restaurante de Majete, en eso están de acuerdo, en lo de irse a vivir a casa de la cacatúa de la madre de ella, no-.
En el lado opuesto del corral de mesas, un *agüelo ciruelo con cuerpo de jota, mira que te mira hacia el río, está discretamente apostado tras una bugambilla, y por supuesto, maqueado hasta con sombrero. No le quita el ojo el tío rajamantas a las bañistas del otro lado del cordel de la Mesta que separa el chiringuito del río. En la orilla, sobre barbas ralas de hierba, unas chicas casaderas con bañadores de colores se secan al sol, y junto a ellas, unas mozas viejas charlan sentadas sobre sus toallas y juguetean con sus pies en el agua. Las tres Marías se relamen mientras conversan, porque esta noche hay baile en la discoteca de verano del tío Balbino, toca la Orquesta Fínfanos & Violeros y el repertorio les favorece bastante porque habrá mucho pasodoble y *agarraos, otra cosa es el lote de mozos que les toque en suerte a la terna; una de ellas, Leo se llama, mira al cielo, y con tono de súplica dice -¡sólo pido que estén limpios, por Dios!-, le contesta a la prez otra María que se llama Laly -hoy es domingo, hoy toca, jolines-, y la tercera, Tina, remata:
-¡Eso, eso, que no huelan ni a tabaco ni a sobaco, y ya puestos a pedir, que Juan el Cojo no se ponga pesado, que es un agonías, coña!-.

               "Bienaventurados los limpios
                                porque
     siempre tentarán algo más que los tobillos."

                 Bienaventuranzas Ológrafas 
                     de Nemo della Ballena.

Al viejo, cuando se le humedecen las niñas de sus ojos de tanto forzar la vista, se le caen dos lagrimones de cocodrilo que se seca con el moquero que saca, a pesar del calor, de su chaqueta de pana, luego, sediento, le da un tiento al chato de gloria fría, y como rúbrica, chasquea la lengua.
Los alisos y los chopos de la ribera escoltan a las aguas en su eterno viaje río abajo, les dicen adiós moviendo las hojas empujadas por la brisa. Veo a los ribereños árboles doblarse de reconocimiento, y su aleteo de hojas trémulas movidas por el viento, son banderitas en la despedida del rey de aquella tierra.

Es una de esas tardes de bolsas de pipas Churruca, en las que si no vas a la sesión de tarde del cine de verano del tío Balbino o a la película del oeste del cine de arriba -¡otra de la Paramount!- Reza la tiza de la pizarra junto a la cartelera, escrita de puño y letra por Canete y cuyo cancerbero es el Moro, el perro tuerto de Don Perales que siempre dormita bajo el tablón con fotogramas de la película del día y junto a la silla vacía de su dueño que ese momento descabeza un sueño en la alcoba.
Pues eso, quiero decir que ir al Venidor es una buena opción si no vas al cine.
-este último resumen ha sido patrocinado por Viajes La Eusebia-.

Al chiringuito siempre le envuelve un vaho de música que contamina toda la zona. Las melodías veraniegas pueden escucharse hasta la panadería de los Alfredos; unas veces suena el disco de un rapsoda popero que se lamenta de que "Eva María se fue", otras veces por el contrario, el cantante, muy contento, se desgañita entonando un himno animista, algo así como, "Un rayo de sol, oh, oh..." Hay días que, mientras te desnudas para meterte en la plácida represa del río, te toca escuchar el susurro de un tipo gangoso que lloriquea por una tal Gwendoline, y los días mejores, la gramola de vinilos que come monedas de duro, inunda el Venidor con el vozarrón de un tenor de la tierra que grita sin ahogo "Libre, como el sol cuando amanece, yo soy libre...". Tiene gracia que cante esto, cuando a nosotros, todos los santos días nos hacen formar en el patio de la escuela y cantar lo de "Cara-col con la patita rota...", y por lo que yo escucho a los mayores, la libertad es un lujo que no tenemos desde no sé qué guerra, vamos, desde los tiempos de Maricastaña -¡Y a callar, niño, que el sordo no oye y al pobre, lo joden! .

Son tiempos de guardar dos horas de digestión para bañarte; de pandillas de amigos que van a "garulla", de calzonas cortas y postillas en las rodillas; de calzarse como mucho unas zapatillas "La tórtola", de carreras "mari...nero el último", de baños interminables en el río, de meriendas de chocolate, de partidas de cartas, del sol luminoso que acostumbra a alumbrar la niñez más feliz.
El paseo por la carretera, hoy domingo, es casi tan preceptivo como la misa de once, y luego tomarse un *calapachao en el Casablanca tan inevitable como acompañarlo de una de calamares, y no menos que escuchar en el lapso de un rato una ristra de *¡Búa! en el lenguaje vernáculo, y que según el tono y el contexto de esta exclamación puede significar cualquier cosa: artazgo, fastidio, alegría, displicencia, advertencia, incredulidad, etcétera.

Veranos eternos, de jugar a "Gente a la vista" en las noche como esta, ilumnida por luciérnagas y con la banda sonora a cargo del Coro de Ranas y Sapos del *Rollar, y los padres y abuelos, a lo suyo, acaban la semana de fatigosas labores dándole hebra a los vecinos, en conversaciones pausadas, puestos en corro o longitudinalmente - que esto aún no está reglamentado por el Generalito-. Se alivian del calor diurno y se orean en la penumbra, beneficiados por el frescor nocturno. Sentados a las puertas de sus casas que están abiertas de par en par, se dan un respiro y arreglan con cada opinión un mundo que no entienden.

Bandadas de niñas como golondrinas vuelan con las alas de sus falditas de tablas, y los lazos de sus coletas juguetean con sus cabellos como mariposas de verano alrededor de las flores; juntas recorren las calles en sandalias, con guirigay de trabalenguas, chocan entre sí las palmas de sus manos, juegan y cantan una retahíla de Mumbrú se fue a la guerra. Vagan por un pueblo desierto por el que cruzan sombras que ya se recogen a sus humildes hogares, huele a sopas canas y a huevos fritos para cenar. Las callejuelas están mal iluminadas por la noche y crean rincones negros de oscuridad y misterio. Se escucha, en medio de la quietud de la noche serena y sin bulla, un abocinado y rítmico ruido de cascos de caballería, al poco, aparece el animal entre las sombras nocturnas, en la bocacalle de Felipe Marcos con la carretera, conducida del ramal por una ánima que fuma Celtas Cortos sin boquilla,  lleva boina y le rodea un sahumerio acre. Silverio el sopascaldúas conduce a la bestia para que  beba en el pilón, el mismo abrevadero y lavadero donde se *jundea al forastero si no *paga el piso. Aún hay calles de tierra con pontones en el callejero. Regaderas que eternamente llevan agua cristalina por las calles. Empedrados de rollos de río, con mellas en las muelas por la nueva acometida del alcantarillado. Casas baratas siamesas, estrechas y chatas. Perros y gatos errantes. Soportales apoyados en columnas de madera o piedra, en un perfecto desorden, y casas de adobe en la calle Larga que abrigan bodegas, donde en la oscuridad, el vino envejece, las mazorcas y los higos se secan, el jamón espera paciente los convites de Navidad, y un polvo ceniciento cubre el pasado de nuestros antepasados y sus *achiperres inútiles, que alegóricos, están apilados unos sobre otros como las generaciones que una tras otra, se suceden en este escenario *vallenato.

Puedo seguir, también dejarlo aquí.


El Venidor de Nemo.


**********
Glosario *Ballenato:

*Achiperres: objetos y trastos sin valor.
*Agarraos: temas musicales que por su               melodía y ritmo lento mueven al personal a       emparejarse y bailar entrelazados. Este         tipo de baile es muy adecuado para utilizar la   técnica del botellín, si no sabes en qué               consiste, pues.... es que no eres de allí, ni           gallego, ni nada ¡Qué penita! Siempre puedes     preguntarme, o mejor, pregúntale a                     Breogantino de Oestia que es *Botellinero           Tercer Dan.
*Agüelo ciruelo: persona mayor, abuelo viudo      que aún tiene pulsiones sexuales y que gusta    de mirar a las mozas de buen ver -un voyeur      con boina fanático de Manolo Escobar-.
*Ballenato: gentilicio de los de Navaconcejo,        ¿el porqué? pregunta a algún nativo, anda.
*Botellinero: no existe este vocablo, pero me        venía tan bien que *velaílo.
Búa!: Interjección de uso exclusivo y común      en Navaconcejo, y que puede significar casi      cualquier cosa, para interpretar su                      significado hay que tener en cuenta el                contexto y al individuo ¿Vale o no?
*Calambuco: bruto, zoquete.
*Calapachao: ronda de consumibles que se          toma en los bares y que normalmente                pagará una sola persona, salvo si estás con      algún emigrado a Ametlla de mar y retornado    por vacaciones.
*Cañoterao: avenida excepcional de agua.
*Cerecera: cosecha anual de cerezas.
*Dominguear: verbo de exclusiva conjugación      ballenata, reconocido por la RAE tras                  remitir a sus académicos miembros, desde la    Cooperativa del Campo de Navaconcejo,            seis cajas, seis, de cerezas extras, y que al        conjugarlo genera y refleja la acción o efecto    de holgar en festivo o domingo, dado que en      el medio rural y en aquella época, este día          estaba muy diferenciado del resto, y era por      lo tanto, el día para el asueto por                          antonomasia.
*Gavia: bancal o terraza que se hace a base        de piedras para contener la labor de tierra.
*Gloria: bebida alcohólica a base de                      aguardiente de uva y aromas de café y                canela que se elabora artesanalmente en          todo el Valle.
*Garulla: zacatúa o travesura común de los          muchachos del valle, consistente en ir a            robar fruta a las fincas más *presenteras.
*Hablar: más allá de las acepciones conocidas
  por todos, allí, en el Valle, hablar tiene el              complejo significado de cortejar o salir, y          algunas veces entrar si te dejan. Al buen            entendedor no le hace falta que yo abra la            boca. No hay más que hablar.
*Jundear: verbo que para conjugarlo bien             -lo siento- debes nacer allí, y que alude en         este caso, a la acción de sumergir en el agua     del pilón, a algún membrillo o calambuco           que se lo merezca.
*Pagar el piso: dícese de la tasa popular que        los quintos de los pueblos del valle cobraban,    sí o sí, al desgraciado que *hablaba con una      moza en un pueblo que no era el suyo.
*Presentera: dícese de la persona o cosa más      adecuada para un fin -el ad hoc clásico-.
*Portillo: pared rústica a base de piedras que      suele ser el lindero entre fincas.
*Rollar: meandro del río donde éste acumula        ingentes cantidades de rollos o cantos              rodados, vamos, una concentración de                Rollings Stones ¡Oh, yeah!
*Vallenato: gentilicio de los naturales de                Navaconcejo.
*Velaílo: ahí está, míralo.

          Nemo.





              La faz de la desnudez invernal.






               Solo, en medio de la corriente.

El río es la aorta del valle a los pies de las fracturas ciclópeas de Gredos.
Montañas escarpadas con bosques de robles y hayas donde los Celtas edificaron castros. Bosque cerrado atravesado por un calzada romana camino de una Castilla aún nonata. 
Y fue el Xerte, El Yanna, el jardín que llenó de gozo terreno, como su nombre indica, a los maravillados musulmanes por la abundancia de vegetación y agua.
Unos siglos después, esta corriente de agua de montaña fue el porqué de generaciones de colonos traídos de norteñas tierras galaicas y leonesas tras la Reconquista cristiana, y a la vez, rincón donde se hablaba paladino en las numerosas juderías, mientras, las norias de agua movían las muelas y las acequias corrían repletas de agua fría del deshielo para regar los prados verdes, el tabaco, el maíz, las viñas, los castaños, los frutales. Aserradero de madera para la Armada Invencible. Itinerario real de un Emperador enfermo, camino de su pudridero. La todopoderosa Mesta tenía su paso trahumante para sus preciadas merinas atravesando el Valle del Jerte, bien en la bajada invernal para ir a los pastos sureños, bien de subida, cuando agostados los pastos en el sur las reses buscaban los pastos frescos de Castilla. Hogar recóndito de los maquis tras la enésima guerra civil. En fin, rincón y despeñadero de Castilla, y pubis vegetal de la olvidada Extremadura.





              Cascada que brama tu nombre.






                 Desde La Mora, añochece.






                  Gatea el camino por la sierra.






                  Abrevadero de los Sátiros.






                   Bucólico mirador del búho.






                         Salto de la doncella.





                                   Alegría.





                Caos de piedras en el cauce.





   La neblina aísla el lugar y el tiempo dormita.
                           





                              Ara del agua.
-Ara de ofrecimientos a Artemisa y su corte de                                    Ninfas-.




                             Testigo mudo.
                    -Oteadero de los Sátiros-.





                          Poza del Unicornio.


Fotografías: Markus Lieben.
Tiestos: Nemo.
Poenema "Vivir" de Nemo.
Texto: El Venidor y su estrabótico Glosario                      Ballenato, de Nemo.
Localización: Garganta de Las Nogaledas. Río                          Jerte. Navaconcejo. Cáceres.