Yo, fedatario fulano, me mimeticé entre la variopinta fauna de
feligreses que practican la barra fija sin tirar de taburete, sin exigir más
factura que la cuenta garabateada a tiza sobre la barra, y lo más importante,
sin usar cadenas para moverme pisoteando el movedizo serrín. Y oí lo que Dios me dio a
entender en boca de los vocales allí presentes de la L.E.Y (Liga de Expoliadores de Yacimientos), y luego, rellené mentalmente las casillas inaudibles, con pericia
adquirida tras años de hacer crucigramas de segunda mano, comprados al peso en rastros de ladrones de palabras políndromas y anagramadas.
Primero me hice ñiquiñaque, luego sueco por parte de padre pero sólo de un oído. Allí
un dios bacante me puso la ocasión, y yo, Jesús Ventolera de Muelas -Chuchy Ventolera para los propios- calvo desde los 27 años la peiné al segundo
palo, pivoteé con ambas orejas durante la jugada con buen juego de pies en la
zona de trasiego, y, supe ganar la posición a sotavento de la espalda del corro de piteros,
agazapándome bajo la visera de mi gorra de capitán de falucho. Todo en lo que me
tomé un mostillo de Bollullos Par del Condado y una manzanilla en rama de
Sanlúcar de Barrameda, con su buena tapa de aliño de zanahorias y un buen
puñado de chochos salados, con regusto a entrepierna sudada. Porque sepan
ustedes que el infraescrito come en casa siempre, todos los santos días, que si
no La Mari luego me empieza a chillar: “-¡Ya no me comes el pushero como antes,
sipote; claaaro, te pones cantimploro de porquerías en esas tascas
llenas de Cristos guarníos!”- me
suele espetar La Mari, otras veces le añade el perejil de algo más, depende del
día y el sonrosado de mi pescuezo- “-¡Mañana, mañana el salmorejo te lo va a hacé er guardia der Realeho, bisho, que eres más malo que er filigrana!-“ -o puede que me obsequie
con lo de: “-¡Cucha mamarracho, que
estás eclisao por los jaramagos de tus amigotes, esta noche a
dormir al escaño de la zalita, que me
tienes hasta los zarcillos del galipuche que te traes, armendruco!-“-te lo quería ahorrar tasado lector, pero
no tengo secretos para ti, a veces, mientras se remanga, la doña dice cosas peores, y
yo, a trompicones, voy camino del corral a dormir la mona: “-¡Vaya papa traes, empanao, si hocicas te cruso la cara, miajón!”-.
Señoría, en su descargo diré que La Mari es de Venta del Charco, en el
Valle de los Pedroches y que pesa 89 kilos en cueros, en una báscula
domada que tiene, y el menda es de Umbrete, con su rima en la parte que
escuece; no sé si sirve esto de atenuante, si es antideslizante, importante, biodegradable o algo, pero ahí
lo llevas, tú sabrás. Yo creo que no sirve de nada. Stop.
Fragmento de "Lo posible es suficiente" del tándem: Nemo y Rnestatta Hammatta-Hammatta.
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