domingo, 25 de septiembre de 2022

Auriga miliario. Contiene el tiesto "El saber ambulatorio".

                   Auriga miliario, de Nemo.

Emprender el viaje es en sí la transubstantación del anhelo de conocer, de ir más allá, de averiguar los límites propios, saliéndose física y mentalmente de lo conocido y familiar, extrañarse más allá de la rutina y lo cercano para enriquecerse con la duda que producen las alternativas de lo nuevo y desconocido.

Ejercer la suprema función humana de decidir ante nuevas situaciones, circunstancias y lugares, es, liberador cuando menos, además de provechoso, porque, al optar, hollas hitos solo disponibles a los aventureros que conocen la libertad en sus múltiples formas en que se presenta: de elección, al elegir el camino propio en las encrucijadas vitales; de opinión, en la confrontación con el discurso del antagonista; de cultura, por la voluntad de aceptar que otro pueblo niegue valor a lo que en tu sociedad se venera -o al revés-; de lugar, al ver con tus propios ojos que en otras tierras hay montañas más altas que en la tuya; de amor, por aceptar como comunes, posibles y adecuadas la infinidad de maneras de amarse más allá de las que tú conoces; de alimentos, cuando descubres como comestible lo que tú y tu gente desprecia; de pensamiento, porque el discurso cultural y ético que reina en tu región cultural no es la panacea fuera de ella. Ahí fuera hay otros puntos de vista, hasta percibes la manera distinta con la que otras gentes y pueblos se enfrentan a la muerte. Símbolos contradictorios, colores contrarios, emociones enfrentadas, etc, esto y aquello resulta beneficioso para uno mismo.

Viajar, sin duda es un proceso arduo y notoriamente ennoblecedor, que mejora el criterio del que avanza, y al caminar, el andante descubre lo desconocido, se adentra en lo ignoto, supera la orfandad, el desvalimiento, la inseguridad y ansiedad que producen en el viajero otras tierras, otras ciudades, otras costumbres, otros idiomas y razas.

No hay ya caballo blanco y negro que tire de nuestra biga hacia el bien o el mal, hacia la sabiduría o la ignorancia, como afirmaba Platón en su diálogo Fedro. El auriga que tú ves en la pintura o dibujo de arriba -que no sé exactamente qué es-, digo, que el cochero, el viajero, está solo, y en su ser contiene las tres fuerzas motrices de los actos humanos: 
-1. El auriga es en sí mismo la carcasa somática que nos proporciona nuestro aspecto físico, y que nos condiciona, debido a la dotación genética de aptitudes que porta; luego arrastramos el peso de dichas facultades, y, penamos las limitaciones como penitentes. Gozamos de estas capacidades, o bien paramos ante la imposibilidad de progresar. Por otra parte, unas y otras, son finitas, crecientes o declinantes en el transcurso de nuestra desconcertante vida.
-2. Los instintos que pulsionan para intentar satisfacer y colmar de placer al individuo, sin distingos maniqueos.
-3. La racionalidad que impele al caminante a seguir adelante buscando la belleza, el bien, lo noble, en definitiva, la búsqueda denodada del plus ultra, la sabiduría o conocimiento que mejora al humano y a la humanidad.

No sé si se me entiende. Ya sabéis que, para las dudas y zozobras que producen estas líneas, siempre está disponible la explicación prístina de mi hermeneuta de mayor desconfianza, el augur de todos mis verbos concupiscentes, y en fin, ese anónimo y hábil exégeta de la obra de mi álter ego, que después de años está curtido en mis espantos ológrafos, y siempre, logra eviscerar mis intríngulis meníngeos como un forense la guindilla en una morcilla gorda -si es de Burgos, el símil también vale, pero sin guindilla-. Su nombre, Ferdinando. Consúltalo, a mí no me preguntes, bastante tengo con componer el texto y que parezca coherente y claro. No doy más de sí.

Nemo.

"...........
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure años,
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuánto ganaste en el
camino
...............
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
...............".

Camino a Ítaca,
de Konstantinos Kavafis.


Fotografía: Markus Lieben.
Localización: Cerca de Molinaseca. El Bierzo. León.
Auriga miliario, de Nemo.
--Rotuladores al agua sobre hoja de libreta de viaje--.
Tiesto "El saber ambulatorio", de Nemo.
Fondos lacustres de la Fundación Grisgrís. Sala Los jarapales del tío Elías. República I. de La Ballena. Mangurria.
Comisario de la colección: Rnesttatta Hammatta-Hammatta.

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