domingo, 8 de noviembre de 2020

Sal marina. Contiene un fragmento de "El aguador y el gato" (II).


                                   Paseo.




       Atardecer sobre la desembocadura del              Guadiana, y como horizonte, de perfil, el                               Algarve portugués.




          ¿Dónde está Pamela A. y David H.?
                     Ya oigo la sintonía...





"...tras unos ráfagas de viento fuerte, Suso, el niño de Chari la arrancajaras, a punto estuvo de perder el equilibrio. Puesta allí la criatura por su tío Espabila, de pila, Manolo Espabila. Como un cormorán está, en la escollera de Alcaraván, para dar el agua con un móvil de usar y ahogar. Trastabilló el niño otra vez sobre las rocas, y para hurtar vela de impermeable al viento, se acurrucó como un cangrejo de estero entre los pedruscos que bloquean el oleaje de este mar  empecinado en abrir el caño perdido, mejor dicho, robado, por un señor del ladrillo. El cielo tormentoso y cerrado de nubes, comenzó a abrirse en una especie de ojo de luz por donde unos pioneros rayos de sol le dieron misterio a la aparición, justo en la porción de mar que iluminaron, de una lancha rápida que rompe su lumbre plateada a toda velocidad,  lleva hasta los topes fardos pardos de farlopa y hachís. Destino: caños de La Punta.
En ese preciso momento, el cabo Águila y el número Pozuelo se fuman un pito mirando para Cuenca --esto, exactamente esto les dijo Luciano el guadaña que hicieran--; así que, aparcados y apoyados sobre el capó del viejo Patrol benemérito, --con su agujero reglamentario junto a los pedales, mal disimulado por las alfombrillas--, fuman y esperan. Piensa ahora el cabo en el frío, que todos los invierno, se les cuela por el agujero, y que obliga a todo quisqui a llevar la calefacción casi siempre puesta, con la consiguiente modorra en las patrullas, o dolor de cabeza, en el peor de los casos. Al vehículo le deben desde hace tiempo una ITV, que el Ministro de Interiores y Feng Shui considera fútil, mientras él y su ralea política estrenan este año autos oficiales, blindados, no marca Acme, no, Audi Tropecientos Luxury, a elegir entre la gama superior de la marca de los anillos.
La pareja de agentes está en la última rotonda de Costa Usuri-a. Donde están, sólo se ve la calle trazada y asfaltada, las aceras de losetas sueltas, bailaoras, y focos de alumbrado descatalogados, parpadeantes y feos de cojones, por cierto; no hay casas, las parcelas de tierra están apenas marcadas, y son solares pedregosos llenos de cardos y malas yerbas. Callaos de inmobiliaria. Miran los dos, abstaídos y silenciosos, desde la cornisa de la sierra hacia el otro lado de la frontera, ven abajo, el río a rebosar de agua por la pleamar, repta el Guadiana perezoso hacia la desembocadura. Luego, Teo Águila, tratando de distraerse, se fija en el Puente Internacional que hace de trabilla con tirantes entre España y Portugal, un poco más allá, Montegordo coronado por su achaparrado castillo, y derramado junto a la orilla, el caserío de Villareal de Santo Antonio repleto a aquellas horas de españolas nerviosas comprando en su infinidad de tiendas: toallas de cabo doble, cien por cien algodón de alta densidad, o sábanas de hilo egipcio, por supuesto hechas en Mataró.
A ambos agentes les pesa el tenso silencio que les crece alrededor, y exhalan a dos bocas, fumarolas de humo que aromatizan su miedo. Saben lo que sucede en ese instante en los solitarios esteros de las Salinas del Duque.
Un pensamiento llegado de hace tiempo inquieta al cabo: justo donde están parados, hace cosa de un año, les tocó levantar el cadáver de Santi, el hijo de la Secretaria del Ayuntamiento y de Bernardo, el taxista; le habían dejado hecho un guiñapo: tenía dos tiros a bocajarro por la espalda, estaba maniatado y por si fuera poco le había desmadejado atropellándole.
Total: Piedramacce Atlético 1- Santi FC 0.
Este recuerdo desasosiega su ánimo. Gira en silencio la vista el oficial chusquero y se encuentra con la mirada algo desvalida de Pozuelo, al que, sin romper el mutismo arrea un palmazo en la espalda, a fin de infundirle valor. Después, trata de ocultar sus propios nervios, cambia de posición, mira el reloj y se asoma, desde la cuneta, a la depresión que se abre a sus pies.
Al final, no ha podido evitar un mal presentimiento. --¡joder-- exclama, y a continuación, pisa la colilla ya calentorra.

Nemo.

Fragmento (II) de "El aguador y el gato".
Fragmento (I) publicado en este mismo blog el 2 de enero de 2.019.

                                                     --Continuará--.




                                        %
                 Un tanto porciento, de arena.





    Hace morritos la boya al retirarse la marea.





                       Mañana de reyerta.
Dos mariscadores se han citado al primer sol para ventilar aquello: hay una deuda de cartas y por si fuera poco, el honor sajado de Mingo en los asientos del coche de segunda mano de su compadre Pollo. Esa mañana huele a marina, a alga podrida. Suena en el cercano  chiringuito Bombadill "Relax, take It easy" de Mika. Traición entre amigos. Novia a cuatro manos y tres deseos. Mingo, Viti el pollo y Lupe.
Sal de saliva y lágrimas salobres en la marina.





               Bauprés con su verga ciega.
-Perteneciente a la réplica de la Nao Victoria, primera nave en completar la vuelta al mundo-.



Fotografías: Markus Lieben.
Tiestos: Nemo.
"El aguador y el gato" de Nemo.

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