domingo, 10 de noviembre de 2019

Sole. I. Uno, más dos, tres.




                                           Dedicado a todos
                                        aquellos que tendrán
                                    este relato entre sus manos
                                 y no lo leerán, y a Pepe Bola
                                        que tanto nos enseñó
                                     de la condición humana
                                            y sus debilidades,
                                           y a través de ellas
                                  supo mostrarnos el camino.

   





                                       Sole.


                                          I


--No te agineh, home. Enga, no me lloreh, miarma.
--¡Jefe, eg que...no veag, no veag...uztede-vojotro lo veiz tó mu fásil!
--A vé, Panduro, o zea, Romero Panduro, yo te comprendo, hijo. Cuéntame, vamo, ar er favó, explícate que to’s aquí te vamos a'yudá--El Jefe acompañó la aseveración mirando alrededor a su Corte de Apóstoles Custodios con Guantes de Cacheo, y, como un Pantócrato de Presidio abrió sus manos para consagrar la ofrenda de comprensión de boquilla, y de boqueras con un Curso de Habilidades Sociales, Modo No Presencial, a Dios gracias y al Sindicato también que dispensa regalías a troche y moche a sus serviles delegados sindicales--.
Gimotea Panduro, y, entre hipidos, pucheros y mocos sorbidos, continúa.
--Eg que...eeeh...eze mamón me debe 500 leuros y no me loz quiere devorvé, dise que nanai.
--Ezo no eh ná, compadre. ¡Tanquilo!, a poquito a poco. Amo a vel:
¿Quién es eze del que habra'g? ¿Tu cuñao er mancha?
--Zí, éze.
--Gandul de Lao, Emilio --apostilla profesionalmente uno de los Ángeles Custodios con Guantes, y a continuación, el denominado Jefe retoma la conversación dirigiéndose al interno plañidero-.
--Ira, Panduro, mi hermano, que eh artista, cantaor, me debe a mí, de la herensia, 18.000 napoh y er cabrón dise que no ahorra, que no llega ar finá de meh. Amo, que no me lo paga, y ¿T'he llorao yo a ti? Po no ¡Ea!
Por otra lao, si tú quiereh yo hablo con er mancha y ya verá...le meto mieo y se caga lah patah abajo. Seguro que te paga luego.
--Pero, eg que...eg que él tiene paga y yo no....y ensima me pide emprestao y no me lo devuerve....¡Cagon tó, yo lo mató en cuanto puea y aluego me rajo yo er pehcuezo!
Primero, asiente el Jefe, y luego, interrumpe al infausto abriendo nuevamente de brazos en cruz, como un Mesías de La Candelaria.
--No eh pa tanto, m' hijo, eh poca cantidá ¿A que hay Argo má?, te se nota.
Se limpia Panduro los mocos con el dorso de sus dos cetrinas manos, y sorbe después los restantes con sonido de cañería de bidé. Traga  miasmas y continúa.
--Eh verdá, hay más, Jefe, claro que hay mah....¡no lo v'aber!
--Te escucho....cucurucho.
--¡Eh, Don! no ze lo tome a guaza Jefe, que me rajo la barriga y ya está, y aluego...
--Que no home...eh la costumbre. Sigue y lo solusionamos.
--Güeno...eh que...er cabronazo der Milio tamién se está tirando a la Sole, a mi mujé. ¡Ya está! ¡Ya lo sabe uhté!
Dicho esto, Panduro lloró unos instantes con moco de enfoscar caras, e intercaló los sollozos con exclamaciones lastimeras. Perdió la compostura por momentos y prosiguió.
--Zoy un cornúo, Jefe, y ensima me chulea 500 leuros ¡me cago sus muertoh toh!
--Amos por partes. ¿Cómo se va a follá er desgraciao de tu cuñao a tu mujé si está preso como tú, concretamente en el Módulo 7 ¿Quién t'a dicho eso?
--No le puedo dicil quién, pero lo zé zeguro.
--Compare, lo que no pue sel, no é.
--Mu fásil, ze lo voy a ehpricá, ¡Me cago en er Copón!.
Hace el desconsolado una parada para boquear y a continuación se vacía.
--El hijoeputa d'er Milio y la perra de mi mujé ze lo han montado mu bien. Llevan ya un tiempo, no sé cuánto, teniendo vih a vih en Preventivoh, y yo acarajotao, escribiéndole cartah d'amó a la Sole, hasiendo planeh. La verdá, toy enmoriscao hazta lah trancah y zoy mah tonto que Jozemari...Totá que m'enterao antiel.
--Ezo cómo va a ser Panduro si los vis a vis los tendrá usté con ella, digo yo.
--¡Joder, me cago en mi estampa! Pos porque él solicita una comunicasión familiar con su madre, su padre, su hermano y mi mujé. Y aluego, er día de la sita ninguno de los tres se presenta y la zorra de la Sole sí. ¿Lo ha entendío ya, coño?
--¡Hotia, Panduro!, eeh...eeh...eeh...
Se produce entonces un lapso en la conversación, un extraño silencio suspendido que dura lo que una duda, roto al fin por el mismo Custodio que ya apostilló antes el nombre del cuñado del que, aquí y ahora, ostenta la cornamenta.
--Jefe, para rematar el cuadro, Ríchar, el aquí presente, está en el Módulo 52 ¡Y cómo en ese Módulo no abundan los cabrones ni nada! Pues, ya sabía tó cristo el cambalache, pero eso no es lo malo, no, lo peor es que, como usted sabe están pintando el Departamento entero y hay carteles por todos los lados con el aviso de: ¡Ojo! Recién pintado, mancha. Bueno, pues algún aficionado a la cartelería ha manipulado uno de los carteles y se lo han pegado a éste en la espalda sin que se dé cuenta --señala al mismo tiempo al encausado con el pulgar-- ¡Y no veas, no veas, el pitorreo toda la santa mañana! Éste, que está amamonao, se ha paseado media mañana con el sambenito, y el personal partiéndose el pecho de risa.
--Pero ¿Qué hohtia pone en el letrero, compadre?
--¡Ojo! Cornudo Reciente. Firmado: Milio el mancha.

Nemo.

                                              Continúa.................

Advertencia:
Cualquier parecido de los personajes o de lo que aquí se narra con la estúpida realidad no es responsabilidad mía. Para mí, lo real no es más que una fuente de inspiración, una más, porque lo que de verdad me satisface es lo imaginado, lo mínimo, lo intangible, lo singular, lo pensado, lo inútil, lo oculto, la utopía, las Ideas, lo prescindible, lo que no existe hasta que lo creas. Por todo esto, se pueden reconocer en los relatos elementos reales pero están prostituidos de idealismo, hedonismo, etc. O corrompidos por el simple capricho creativo.






Fotografías: Markus Lieben.


  

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