jueves, 1 de noviembre de 2018

Intríngulis mitológico griego según Nemónidas Ballenatto. La Creación y Cronos.




Intríngulis mitológico griego según Nemónidas Ballenatto.


La Creación y Cronos.

Después de la nada que habitaba en la Oscuridad, del Caos inicial surgen los primeros dioses, Eurínome y Ofión, que moraron ambos en el Monte Olimpo; y la diosa Eurínome va creando a los distintos dioses y claro, al primer hombre, Pelasgos, surgido del vientre de la tierra de Arcadia. Otros patrioteros dicen que el primogénito de la tierra nace del suelo de la Ática, es más, hay quien asevera que de eso nada, que fue esculpido a orillas de un lago en Boecia; y si preguntáramos a un prócer de Vic, de El Bocho o de Chantilly, pues está claro: el primer hombre era de tuétanos ausetanos e Íberos a su pesar, o del Casco Viejo de Bilbao como poco ¡Ahí va la hostia! Tampoco te extrañe que el gabacho diga que era galo, meloso, meloso. Y, sin discriminar diré que si ese protohombre hubiera sabido tocar la gaita, sería gallego o un irlandés perdío, también, que si le hubieran moldeado en Tierra de Barros, lástima, porque luego de nacer, emigraría, seguro, huyendo del hambre; bueno, digámoslo todo, si hubiera sido del mar de tierra castellano, el primigenio no sería extraño que brotara de la tierra en un otero sobre el páramo, es más, miraría al sol a los ojos; y flama sería si surgió alegremente al mezclarse espuma salada de mar con el cieno de un estero en una recóndita marisma del sur, cualquier sur ¡Ole, ole y ole!

Volvamos al tema, los primeros hombres eran los llamados hombres de oro, súbditos de Cronos y descendientes de Pelasgos, que vivían sin ninguna preocupación puesto que la naturaleza les procuraba alimento, no envejecían y la muerte era un sueño, no más. Fue entonces cuando Cronos, el Padre Tiempo, Señor del Olimpo, se sintió "amo absoluto de todo" (sic) --Mouriñista sin saberlo-- y sobrado, se casó con su hermana Rea; pero la Madre Tierra y su padre Urano le profetizaron que uno de sus hijos le destronaría, y por consiguiente, cada año engullía a los hijos que Rea le daba. Ésta, despechada e iracunda con su señor dio a luz a Zeus, en la Arcadia. Era su tercer hijo varón, y temiendo el mismo destino para él que a los dos anteriores se lo confió a la Madre Tierra para que lo ocultase, ésta, encargó a las ninfas Adratea e Ío que lo criaran oculto en una cueva. Ellas, para burlar la omnisciencia del todopoderoso Cronos y evitar que lo devorase, colgaron su cuna de un árbol, así lograron que su padre Cronos no lo encontrara, ni en la tierra, ni en el cielo, ni en el mar ¿Eran apañadas las ninfas o no?

Ya en edad viril (sic), Zeus, siguiendo los consejos de Metis y su madre Rea, se hizo nombrar copero de Cronos -siglos después Gambrinus desempeñaría tal oficio y también con las mismas aviesas intenciones-. Un día, Zeus se dispuso a obrar la venganza, y la puso en práctica. Mezcló hábilmente la bebida enmelada que tomaba Cronos con una poción emética que Metis le indicó y se la dio a beber. Después de dar un buen trago al brebaje, Cronos vomitó a todos los hermanos de Zeus, que salieron ilesos de sus entrañas, enteros y veros.
Posteriormente, Hades y Poseidón, los dos hermanos varones regurgitados, se aliaron con Zeus para destronar a su padre Cronos, cosa que consiguieron gracias a las armas que recibieron de los Cíclopes: a Zeus le prestaron el rayo, a Hades un yelmo que le hacía invisible y a Poseidón un tridente (que puedes ver en la Fuente de Neptuno de Madrid de higos a brevas, cada vez que gana algún título el Atletico de Madrid).
Continúo, los divinos hermanos blandieron dichas armas lo que causó el temor y la fuga de su padre acompañado de los Titanes que le habían ayudado; fueron perseguidos en su huida hacia el oeste, hasta el confín occidental de la tierra. Cronos y sus fieles Titanes fueron desterrados y confinados en una lejana isla británica. Jamás volvieron. Según dicen por ahí, Cronos ya chocheaba y no estaba para pleitos, y se dedicó a lo que mejor sabía hacer, segar vidas con su hoz y a dejar pasar lo que le sobraba, tiempo.

Resulta curiosa la conjunción: que el lugar donde hoy en día reside "el tiempo", desde donde se rigen los husos horarios del mundo entero, el punto cero o meridiano inicial, referencia de cualquier cálculo temporal terrestre o marino, no sea otro que un recóndito lugar de una isla británica, al oeste del viejo mundo ¿En Greenwich precisamente?, quizá  justo donde Cronos residiera en tiempos míticos durante su destierro.


                                                  Texto: Nemónidas Ballenatto.
                                                              Sevilla, Septiembre de 2.018.


Bibliografía:
"Los mitos Griegos" de Robert Graves.
Internetlandia.



"Descubrir la esencia revela el porqué."



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