Intríngulis mitológico griego según Nemónidas Ballenatto.
La Creación y
Cronos.
Después de la nada que habitaba en la Oscuridad, del
Caos inicial surgen los primeros dioses, Eurínome y Ofión, que moraron ambos en
el Monte Olimpo; y la diosa Eurínome va creando a los distintos dioses y claro,
al primer hombre, Pelasgos, surgido del vientre de la tierra de Arcadia. Otros
patrioteros dicen que el primogénito de la tierra nace del suelo de la Ática,
es más, hay quien asevera que de eso nada, que fue esculpido a orillas de un
lago en Boecia; y si preguntáramos a un prócer de Vic, de El Bocho o de
Chantilly, pues está claro: el primer hombre era de tuétanos ausetanos e Íberos
a su pesar, o del Casco Viejo de Bilbao como poco ¡Ahí va la hostia! Tampoco te
extrañe que el gabacho diga que era galo, meloso, meloso. Y, sin discriminar
diré que si ese protohombre hubiera sabido tocar la gaita, sería gallego o un
irlandés perdío, también, que si le hubieran moldeado en Tierra de
Barros, lástima, porque luego de nacer, emigraría, seguro, huyendo del hambre;
bueno, digámoslo todo, si hubiera sido del mar de tierra castellano, el
primigenio no sería extraño que brotara de la tierra en un otero sobre el
páramo, es más, miraría al sol a los ojos; y flama sería si
surgió alegremente al mezclarse espuma salada de mar con el cieno de un estero
en una recóndita marisma del sur, cualquier sur ¡Ole, ole y ole!
Volvamos al tema, los primeros hombres eran los llamados hombres de oro,
súbditos de Cronos y descendientes de Pelasgos, que vivían sin ninguna
preocupación puesto que la naturaleza les procuraba alimento, no envejecían y
la muerte era un sueño, no más. Fue entonces cuando Cronos, el Padre Tiempo,
Señor del Olimpo, se sintió "amo absoluto de todo"
(sic) --Mouriñista sin saberlo-- y sobrado, se casó con su hermana Rea; pero la Madre Tierra y su padre Urano le
profetizaron que uno de sus hijos le destronaría, y por consiguiente, cada año
engullía a los hijos que Rea le daba. Ésta, despechada e iracunda con su señor
dio a luz a Zeus, en la Arcadia. Era su tercer hijo varón, y temiendo el mismo
destino para él que a los dos anteriores se lo confió a la Madre Tierra para
que lo ocultase, ésta, encargó a las ninfas Adratea e Ío que lo criaran oculto
en una cueva. Ellas, para burlar la omnisciencia del todopoderoso Cronos y
evitar que lo devorase, colgaron su cuna de un árbol, así lograron que su padre
Cronos no lo encontrara, ni en la tierra, ni en el cielo, ni en el mar ¿Eran
apañadas las ninfas o no?
Ya en edad viril (sic), Zeus, siguiendo los consejos de Metis y su madre Rea, se hizo
nombrar copero de Cronos -siglos después Gambrinus desempeñaría tal oficio y también con las mismas aviesas intenciones-. Un día, Zeus se dispuso a obrar la venganza, y la
puso en práctica. Mezcló hábilmente la bebida enmelada que tomaba Cronos con
una poción emética que Metis le indicó y se la dio a beber. Después de dar un
buen trago al brebaje, Cronos vomitó a todos los hermanos de Zeus, que salieron
ilesos de sus entrañas, enteros y veros.
Posteriormente, Hades y Poseidón, los dos hermanos varones
regurgitados, se aliaron con Zeus para destronar a su padre Cronos, cosa que
consiguieron gracias a las armas que recibieron de los Cíclopes: a Zeus le
prestaron el rayo, a Hades un yelmo que le hacía invisible y a Poseidón un
tridente (que puedes ver en la Fuente de Neptuno de Madrid de higos a brevas,
cada vez que gana algún título el Atletico de Madrid).
Continúo, los divinos hermanos blandieron dichas armas lo que
causó el temor y la fuga de su padre acompañado de los Titanes que le habían
ayudado; fueron perseguidos en su huida hacia el oeste, hasta el confín
occidental de la tierra. Cronos y sus fieles Titanes fueron desterrados y
confinados en una lejana isla británica. Jamás volvieron. Según dicen por ahí,
Cronos ya chocheaba y no estaba para pleitos, y se dedicó a lo que mejor
sabía hacer, segar vidas con su hoz y a dejar pasar lo que le sobraba, tiempo.
Resulta curiosa la conjunción: que el lugar donde hoy en día reside
"el tiempo", desde donde se rigen los husos horarios del mundo
entero, el punto cero o meridiano inicial, referencia de cualquier cálculo
temporal terrestre o marino, no sea otro que un recóndito lugar de una isla
británica, al oeste del viejo mundo ¿En Greenwich precisamente?,
quizá justo donde Cronos residiera en tiempos míticos durante su destierro.
Texto: Nemónidas Ballenatto.
Sevilla, Septiembre de 2.018.
Bibliografía:
"Los mitos Griegos" de Robert Graves.
Internetlandia.
"Descubrir la esencia revela el porqué."
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