domingo, 21 de agosto de 2022

Marina. Serie Calendario, y VII. Agosto.


                Marina Isla Canela, de Nemo.
              Serie Calendario, y VII: Agosto.
                            -Cera/aceite-
Fotografía: Markus Lieben.
Fondos de la Fundación Grisgrís. Sala El morral del pelúoLa Ballena.
Navaconcejo. Mangurria.
Localización: Isla Canela.
Tipo que instiga esto, factótum: Rnesttatta Hammatta-Hammatta.

domingo, 14 de agosto de 2022

Viaje a Mangurria, y II.Cuaderno de bitácora del Capitán Nemo. El casorio de Cristina y José.

Viaje a Mangurria, y II.

Cuaderno de bitácora del Capitán Nemo.

                                 *****

Casorio de Cristina y de Jose, su jardinero.


Días 5/6 de agosto del año de Nuestro Señor El Langosto Canutero.


Día 5, día A o de antes, víspera del día de después.

La Molanía, entera y vera menos el primo Lolo el Colorín, acudió al Ayuntamiento de Alcuéscar para que el señor alcalde pidiera el de la Cristi y el "vale, qué se le va a hacer" de Jose.

El Munícipe, contingente y necesario, sin gorguera de Holanda pero con papada nacional, puesto en plan Jovellanos nos leyó a toda la Escolanía de Molanos y adláteres un pasaje de un "librito de pensar", El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry. --¡a saber si alguien o "alguiena" entendió algo o "alga"--: dijo no sé qué de un Príncipino que vivía en un pequeño planeta del que era su único habitante, allí deshollinaba cráteres de volcanes --¡ya ves tú!-- además, nos contó que el Príncipino administraba como un Manostijeras Cósmico los silvestres baobabs que crecían en su tierra. --continuó el político masticando frases del libro de esta manera: --Un día, sobre la superficie del planeta nació una hermosa rosa, a la que él, solícito, regaba y dispensaba cuantos cuidados de jardinería conocía; con el tiempo, llegó a considerarla la más hermosa de todas las rosas y por extensión convirtió a su pequeño planeta en el más bello del Universo, y debido a la fragancia de la flor, el que mejor olía, claro--.

Continuó más o menos así: Por su parte, la rosa, engreída y vanidosa, era consciente de su belleza, y lo que es peor, de la devoción del Principino por ella, así que siempre le demandaba más y más cuidados, pero...--aquí está el pero--...insensata ella, consideraba siempre insuficientes, el tiempo, el esfuerzo, el amor y veneración de él hacia ella.



De este modo, cada día que pasaba, él se sentía más angustiado e infeliz, a consecuencia de las excéntricas exigencias de la rosa y la demanda absoluta de atención de su rosa.

Un mal día, hastiado y cansado, el Príncipino decidió abandonar su planeta, y por ende, a la rosa, e irse a otros planetas esparcidos por el Universo como un Horacio Dos del Siglo XXI. ¡Hala, al carajo, a ver mundo, que es muy ancho! --se dijo el Principino--. La verdad, entre usted y yo, lo que dijo exactamente fue: --¡A mamarla!-- pero no quería yo ser soez. 

Total, o lo que viene a ser la moraleja:

Primero: si encuentras tu flor, por ser tuya será la más hermosa. Ámala, cuídala, huélela y goza de su compañía y belleza.

Y segundo: si eres una bella flor, no seas vanidosa y demasiado exigente con tu Principino. Él siempre se cuidará de que estés bien atendida. Alegra la soledad de él, goza de su compañía y ámale tanto como él a ti.

Después, el político electo leyó, con tono de salmodia notarial, un par de artículos del Código "Civílico" --vale, Civil--. Beso de "pajarito" de los "gorriatos". Rúbricas de rigor y un haz chico de felicitaciones para los dos langostinos canuteros de la gavilla de concurrentes mudos.

Luego, en el bar de Manolo, un trago de los presentes a cuenta de la Juani. Vacíos los vasos, ésta --más cumplía que un portugués y acompañada de Guillermo--, se acercó al cementerio para regalarle al abuelo Fausto el centro de flores de la ceremonia.

Ya de noche, todos los carnales y algún amigo, "bajamos para bajo" --que tal se dice aquí-- al bar que lleva el nombre del pueblo, y de balde, todos los gañotes se regaron como huertas de una vega, y las tripas, se llenaron de pollo de Kentucky con pasaporte mangurrino, hubo diversas viandas, todas ahítas de colesterol y otros deliciosos venenos. Todo por cuenta de la susodicha Juani, la mandamás de su grey, y estos días "Paganini" de apellido.

Finalmente, unas oraciones, unos verbos, y sin más predicados, de vuelta "encá" la Visi. Hala, cada mochuelo a su olivo. Buenas noches.


Día 6, día D o de después.

Al mediodía llegó el primo Lolo, y hale, al bar de Phil Collins a trasegar vino de consagrar del señor cura. Mientras libamos el morapio de La Mancha, escuchamos imperecederas melodías de los Chichos, porque el baterista disfrazado de camarero no quiere saber nada de Peter Gabriel, ni de Génesis, ni de sus muertos. Allí, la tierra gira más lento, y se nota.

Siesta de reglamento y conforme a demanda, plena de ronquidos, resoplos y suspiros. Finiquitada la cabezada, acelerón para ponerse de "pingos largos". A correr.

De repente, se ilumina la casa porque aparece "encá" la Visi la luciérnaga de Cristina, viene a vestirse de novia, con la ayuda de tías y primas. Ajetreo, prisas y risas, familia y amigas.

La novia montada en la carroza nupcial modelo Jaguar, conducida por el tito Carlos cruza la dehesa de Mangurria para llegar al Serengueti del Complejo Álvarez en Cáceres, abrevadero donde también se celebró el banquete de bodas de la tita Marijose, y el de Juanjo me ha recordado alguien. Círculos concéntricos de nubes se dibujan en el cielo azul de este agosto tórrido. 

Al atardecer rubescente, un Sumo Pontífice venido de Granada oficia la Ceremonia de Unión en los Jardines de Las Capellanías. Emoción. Hipos de hipopótamos con corbata. Brincos de las gacelas Thomson con traje largo. Lágrimas de cocodrilo de los maridados hace tiempo, bien o mal. Y vítores de alegría a los recién licenciados en votos conyugales.

Luego, el banquete. Émulo de las Bodas de Camacho: Platos rebosantes, bautizados con nombres compuestos y con dos apellidos de guarnición. Gargantúa y Pantagruel bien quisieran haber asistido al ágape.

Posteriormente, bacanal romana de licores espirituosos en la barra libre del tercer tiempo. Corre el Gin y el Glam Carpeto-Vetónico. El pinchadiscos, renombrado luego disyóquey, nos martiriza durante toda la noche con su avieso tino musical, pero, los pundonorosos danzantes se sobreponen gallardamente a sus desaciertos, y obvian el ruido de fondo que genera el fulano con auriculares. Los invitados bailan y danzan como malditas peonzas hasta el mismo amanecer, incluído el Licenciado Xavier el festivalero, más sevillano que extremeño pero que disfruta mucho más con Extremoduro que con la Banda de la Hermandad de las Penas. Doy fe.

Ya rayando el alba, en los estertores del último cubata, nuestro querido Infante Don Alvar, al que durante la noche muchos testigos dicen haberle oído hablar por los codos --fenómeno éste tan extraordinario como ver bailar al tío Rnest-- decía yo, que el Delfín de Los Frates, con el postrer cubata alumbrándole, se encamina por el vomitorio de ir a mear, se le ve tambaleante y algo aturdido porque quiere devolver como buen pagador, todo el líquido ingerido de gañote durante la noche (incluídos los traicioneros chupitos). Al ejecutar la devolución del contenido de su estómago  menoscaba el fulgor de los zapatos Manolo Blahnik que calza Lena, decorándolos con tropezones de solomillo, testigos gástricos de la opípara cena. La Princesa del Espeto (Lena) hace un mutis y pide ayuda a la Guardia Real (Titas y primas, indistintamente). El Infante cruza el Rubicón de la adolescencia con la inconsciencia que dan los vapores etílicos.

Una línea discontinua de coches, y un autobús en dirección a Alcuéscar, cruzan la obra viva del horizonte que alumbra un nuevo día, mientras, en los adentros del autocar casi todos los viajeros, --éste, ése y aquél-- regurguitan licores de todos los colores...



Es la hora de los churros cuando llegan a la Cuesta Alta. En la churrería, se maquetan a esa hora los titulares del evento que llenarán el cuché de lo boletines Pulp del municipio (La Fora News y El Pocito Vanity), y se hacen por boca de los asistentes, para que quede constancia en los mentideros y corrillos de la gente del pueblo; al mismo tiempo que los invitados recién llegados los redactan, muestran una evidente pérdida la apostura indumentaria, ejemplificada en el lucimiento de los jarapales por fuera, a la moda de Cantinflas. No obstante, con el hambre de un náufrago, se jalan unas porras mojadas en café. Ahora sí, listos para irse a dormir --la mona--.

Rojo, colorado o carmín, este casorio yo lo cuento así.



Para Cristina, con todo mi cariño, Nemo.


En Mangurria, a siete del mes de Nuestro Señor El Langosto Canutero de 2.022.

"Verba volant, scripta manent".


Fotografía: Markus Lieben.

Viaje a Mangurria, y II. Cuaderno de bitácora del Capitán Nemo. Casorio de Cristina y José, por Nemo.

Ilustraciones: Nemo.

Fondos de la Fundación Grisgrís. Sala "Sol Ibérico y Jose Mari, su Profeta". República I. de La Ballena. Mangurria.

Huelebraguetas y porculero apoderado: Rnesttatta Hammatta-Hammatta.