domingo, 24 de enero de 2021

domingo, 17 de enero de 2021

Ojos prestados a un muro. Contiene "El sueño de un muro".


Acuarela: Nemo.
Fotografía: Markus Lieben.
Texto "El sueño de un muro", de Nemo.
Mecenazgo artístico: Sociedad Grisgrís La Ballena.


Yo, a veces sueño, y tengo uno recurrente, vívido:

"un jardín enmarañado de enredaderas, con musarañas de buganvillas aromáticas, espinado por rosas de tallo altivo y con un rincón frondoso para los juegos de los niños solitarios.
Húmedo todo su país por la oscura agua del pozo del que bebe, y, de verde alfombra vestida su tierra color albero. De centinelas, un naranjo preñado de azahar que tiene madera de poste de guardameta, un limonero selenita, un granado enano, y bozo de musgo en las esquinas de sus fronteras.
Bien guardado por cancelas de hierro que encierran su anhelo, los altos muros le aíslan del mundo entero; en su rededor, una algarabía de recreo le anima, y respira silencio, paz y el aroma cálido de una dama de noche cuando la luna se asoma al alféizar de los patios linderos.
Para ver todo su continente, para mirarse como un Narciso, sin arroyo, sin lago, sin charco, atisba a su dueña, la torre de viviendas de ladrillo visto y maquillaje pastel de la que es atrio, y le súplica, zalamero, su más grande deseo: ruega a los cristales de las ventanas de levante le presten los ojos claros de los reflejos del sol mañanero, y ve, y todo lo mira con ellos: a la fatigada cartera con el disfraz amarillo, cómo baraja cartas antes de alimentar como una domadora, a los buzones hambrientos, al jardinero afilado de napia, atusar la pelambre de los parterres con el soplador de hojas, a los chiquillos brincar nerviosos tras una pelota sobre el colchón de su prado. Absorto, ve el paredón el trajín tempranero de vecinos que parecen demasiado serios y ocupados, a la viuda que no es viuda, salir a misa de once en la parroquia de la calle Cristo de la Sed, guarda voto de silencio y con el bozal de su mascarilla ahoga el verbo. Ahí está, como siempre, el del primero -de, de dedo-, sube zancudo las escaleras para tender la ropa y aventar deseos y sueños, luego, se asoma, se acoda en el merlón desdentado de la solana, mira el cielo, a la luz corpórea de Velázquez que pinta en ese momento un precioso cuadro de azoteas
--aliviaderos pandémicos-- con las antenas que son lanzas apuntando a la cornisa del Carambolo. Contempla la tapia al vecino, sí, al vecino, y éste, al hortelano de una terraza colindante de Beatriz de Suabia, cómo mima el horticultor colgante --un tercero de altura--, la siembra de su minúsculo invernadero.
A la derecha, otea el lavandero, puntual como un recurso de casación en un mal pleito, a la jueza que quiso poner en Mercasevilla un cascabel al gato pardo del nepotismo rancio, de sindicatos y fulanos afiliados a unas siglas que reciben prebendas, sicarios, hampones de guante blanco. Estira pipiernos la magistrada en la terraza de la Avenida Cruzcampo, impecable, no viste toga sino vestimenta de atleta de los Juegos Panasevillanos. Ya está lista ¡Ea! Va a conseguir una marca olímpica en la especialidad "azotea y tendedero", corre y anda, para y estira, una y otra vez, como liebre de canódromo en torno a las chimeneas metalizadas de su urbanización, que sopladas por viento del sur, giran y giran sus pirulos, y lanzan destellos metálicos que ahuyentan a los pájaros empadronados en Nervión Alto.
Desde la cofa de hormigón, y con un ligero movimiento de cabeza, el vigía observa la gatera de La Ranilla escupir guindillas petaítos, bien planchados y equipados con toda la impedimenta: pistolita para luego pegar unos tiritos en Santiponce, en la galería de tiro, güalqui para hablar con el punto cero y decir eso de "--¡Águila Roja a Toro Sentado, cambio!--", guantes de cacheo para cachear las piruletas chupadas por colegialas Anime en La Alameda, esposas, porque quedan guay en el cinto, sus Ray-ban Phantom de ración, y encima, hoy estrenan libretita digital de poner multas de aparcamiento, y ya el summum, un boli Parker Duo Notorius --con linterna de diez lúmenes-- regalo del lameculos del Pimiento, delegado del sindicato por la gracia del vicario del partido, y de su tito Margarito, claro, el comisario Margarito. Salen al recreo, a patrullar y a lucir como luceros. Blade Runners sin misterio, sin chupa de cuero, sin más némesis que ancianas paseantes de perros que no recogen sus excrementos.
Más al este, al otro lado de un mar arbolado de edificios, se ven las estribaciones de
Sevilla-Este, es el confín del reino, y ahí, en primer plano, el nada subliminal letrero gigante de la Cruzcampo, cruz de guía del barrio, de toda la parroquia, de la ciudad y su guá; mientras, oportuno y proviniente del Estadio se escucha, con derroche de decibelios, el himno de El arrebato".

Entonces, sobresaltado, suelo despertarme con el grito de ¡goool! --con muchas oes--, y los brazos en alto --y esto no es un atraco--.

Nemo.

El sueño de un muro.


Nota que apenas se nota, de parte de el Nota:

*Modo de empleo: léalo despacio; en caso de no obtener resultado satisfactorio, repetir el proceso --no le pido que se agite antes del proceso porque acaso no sea buen momento--.

*Contraindicaciones: descritas ya por varios pacientes de la secta Númerus Clausus, y refieren dolor de cabeza, desorientación y ganas de mandarme a tomar por ...

Nemo.



domingo, 3 de enero de 2021

El monolito del desfiladero.


Dibujo: Nemo.
        --técnica: tinta--.
Fotografía: Markus Lieben.
Localización: Minas. Cerro del Hierro.
        San Nicolás del Puerto. Sevilla.