domingo, 24 de mayo de 2020

Saetera.


Saetera de Orbe y Cruz.

Dibujo: Nemo.
Técnica: Carboncillo.
Fotografía: Markus Lieben.

Saetera del Castillo de Alcalá de Guadaira.
S. XII. Sevilla.

domingo, 17 de mayo de 2020

Divertimento infantil de un nombre.














                             Dibujos: Nemo.

                              Idea peregrina:
              Rnesttata Hammatta-Hammatta.
               
                  Fotografías: Markus Lieben.

domingo, 10 de mayo de 2020

Silueta.





                              Dibujo: Nemo.
                   -Cera blanda sobre papel-.
                  Fotografía: Markus Lieben.

domingo, 3 de mayo de 2020

El textículo del número. Pasatiempo, devaneo. Opus 149 para polla volandera y su textículo.




















                                         




Fotografías: Markus Lieben.
Textículo: Nemo.

                              El número.

Sí, todos somos un número: un habitante, un ciudadano, un contribuyente, un votante, un ser humano, un ser vivo, un cuñado, un primo. Las personas, y cosas, adquieren un significado más relevante y trascendental si se desenvuelven en grupo, en gran número.

Empiezo por el final, las revoluciones desbaratan el status quo por medio de un caos agónico, tan griego como su término. De la misma manera que la revuelta es anhelada, apasionada y violenta, o precisamente por eso, arrolla cualquier orden por monolítico e inamovible que parezca. Canalizar con racionalidad la deriva del proceso transformador es, muchas veces, imposible, además, suele ser letal para quien lo intenta.

La turbamulta genera energía social centrífuga que multiplica la inercia individual hasta formar una especie de hecatombe que devasta el andamiaje social, jurídico, cultural y económico de la sociedad en cuestión, y, sólo habiéndose colmado mínimamente el afán revanchista del movimiento, la ceguera primigenia de la acción, que por supuesto también es instintiva y destructora, sólo entonces, digo, comienzan a brotar entre la confusión generalizada los análisis discursivos y las posibilidades de la situación creada. Son los pescadores de ocasión lanzando su caña al banco de peces donde nada todo quisqui.

Este proceso corre a cargo de los elementos más oportunistas y políticos que se postulan entre la masa enfervorecida que está compuesta por nerviosos números con vocación privativa de sumar y multiplicar, y si hace falta se inmolan por mor de las Ideas, la honradez y el bien general. Son así. Los otros, arriba denominados despectivamente elementos, son los encargados de restar y dividir, y serán, luego, en los libros de historia, los que se les describa como más mezquinos, rufianes, ruines, egoístas y criminales, también los menos inteligentes, generosos y francos entre todos los insurgentes ¡pero tienen su papel, y lo van a representar metódicamente!

Contradicciones a parte, es el momento clave. La manipulación comienza. El interés particular de los elementos retuerce y prostituye la pureza de la acción revolucionaria, y a menudo, germina bien estercolada por la vida de los héroes muertos. 
Por suerte, la fértil tierra que sustenta los acontecimientos suele ser rotulada y administrada por los nuevos caciques del ideario que motiva la movida. Desde los púlpitos populares un escogido elenco de visionarios, manipuladores, clarividentes y mesiánicos caudillos parecen en lo cierto y lo saben, y señalan al resto el recto camino al futuro prometido, un Edén o un abismo de claudicación individual.

Ya estamos todos. De aquí, al pudridero de las Ideas o al cementerio de las quimeras utópicas hay un verbo transitivo.
Pongamos que los números, tras sufrir injusticias, abusos y la falta de libertad durante el anterior régimen, éstos, confiados en que ya son dueños de sí mismos y que forman el pueblo, dan por liquidado a aquél -craso error-. Otro igual de tirano están ayudando a crear, pero, claro, esto no lo saben. Lástima.

Sigamos, nuevamente, la res publica recién parida con fórceps liberadores, exige sacrificios materiales y personales, y para colmo, esta inmolación es la moneda de curso legal que perpetuará la nueva era.
Ahora son números con premio: tendrán el privilegio de morir por la causa. ¡Hay que joderse!
Por descontado, luego, le pondrán su nombre a alguna calle o se le eregirá un monumento de los de a peso para dar sentido a la enésima rotonda, y si hay suerte, a alguno de sus deudos le darán, graciosamente, una paguita que le hará inolvidable para el beneficiario. Todo son ventajas.

Los mandamases o elementos, para perpetuarse, podarán sin pudor las excrecencias libertarias de la masa, con saña revolucionaria las que obstaculicen la nueva etapa histórica. En gran medida, se cercenará al disonante ideológico y aquellos márgenes críticos con el Sistema, sin escatimar gastos en  vidas ajenas, ni derechos innatos, natos o consuetudinarios, que en esto no hay escrúpulo cuantitativo ni cualitativo legal. Sólo vale lo que aprovecha, y aprovecha, lo que sirve.
¡Viva la República Expédita!

En fin, los conciliábulos de afines transmiten valores colectivos universales positivos: dignidad, libertad, seguridad, igualdad, solidaridad, conciencia de su propio poder y valor que trascienden la valía de cada uno de sus componentes -aquí llamados números- pero, hay peligrosas amenazas que han hecho sucumbir a muchas naciones y pueblos, y espero que después de leer esto las atisbes.

Escribir por hablar. Sabéis que tiendo al devaneo estéril.

Nemo.



¿Qué tiene que ver esta digresión dialéctica con las fotografías? Pues... sinceramente, algo las vinculará con aquélla, si no, por qué me sugirieron este textículo.

P.D.
Siempre podéis preguntar "al arúspice que destripa mis renglones" (sic).

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https://egonemoipse606.blogspot.com/2018/05/al-aruspice-que-destripa-mis-renglones.html?m=1
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Devaneo según la RAE:
Segunda acepción. Pasatiempo o distracción, especialmente de tipo mental, con que se pierde el tiempo.
No os molestéis en buscar textículo, no viene. Es una licencia mía.

Textículo: Nemo.
Fotografías: Markus Lieben.