domingo, 1 de marzo de 2020

Río Tinto (III).




                       Expresionista y tóxica
                  sombra de Markus Lieben.




Estuario cartografiado.






Un banco de granos de arena simula ser un conejo.






El vértigo venenoso del fin del mundo.






La recta fe de un río, aparentemente difunto, camino del más allá atlántico.






Bahía ponzoñosa.






Puzle completo.






Demiurgo aniquilador, y creador de un lugar singular, que cuestiona a la ciencia aún hoy: ¿de dónde venimos, quiénes somos y adónde vas con esa pinta, copón?






Alegría de ser único.






Vivir peligrosamente.






Paleta de colores en la rivera.






Paralelas y húmedas secantes.






Abdominales del río.





¿Qué, has visto qué bonita bandera huilliche?
Azul=Lo divino.
Marrón=Lo real.
Verde=La tierra, la vida.
A falta de lucero, bien valen unas nubes.

Este pueblo, el huilliche, es conocido como "el pueblo del sur"; comparte cultura con los australes mapuches. Habitan en la región de Chiloé (Chile). Hablan castellano y mapudungun. Su simbólica bandera es azul-marrón-verde, tal y como representa el fotografiado paisaje de río Tinto a 11.300 km de allí.
-Claro que esto, tú, ya lo sabías tan bien como yo-.







La espera oxida tu ausencia.






La zarpa esquelética de un árbol hinca sus raíces en suelo marciano.





El ojo del Molino de los Diez Céntimos.






Ínsula.






Serena bahía, casi selenita.







Horcajo.






Perspectiva caballera, y oblicua, de un paisaje marciano.






Centinelas que guardan los muertos de 1.888 -"año de los tiros"- en las orillas del bíblico río Tinto.






Rastro de vida salvaje en el cuarteado papiro de la orilla.






Breogantino y Nemosio hacen cima
en el Monte Olimpo de Tharsis.






Mapa sedimentario de España.







Chorro esmeralda.







Chorrera de la represa de un molino harinero.







Hendidura en el dique que recuerda a alguien.






Así en el cielo como en la tierra.






La tableta del río Tinto.






Vigoroso dique.






Molino.






 Toma aliento sulfuroso en su holgar el puente viejo de la Palma del Condado. Sobre él sólo unos novios embragan y desembragan -marcha adelante, marcha atrás-. Manosean el manubrio de un viejo coche, mientras culea el vehículo por el empuje, ellos disfrutan, y los dos efelesameros espectadores del viaje desean que les dejen meter un par de marchas, y se relamen nostálgicos. Y rememoran ambos, cuando, siendo jóvenes, ellos devoraban sus oportunidades camino de Puerto Castilla, de Allariz, de Cabezuela, de Carballiño, del ara en el que la irreverente juventud sacrifica su tiempo de tientas.
Huelva.






En las antípodas.





Fotografías: Markus Lieben.
Tiestos: Nemo.
Localización: Río Tinto.